Sábado, 9 a.m. Asia descansa en silencio la irrefrenable noche de parranda en el bulevar, mientras los ciclistas pueblan poco a poco las vías paralelas de la Panamericana Sur. A ellos el viento que corre frío y el cielo gris oscuro —amagando una llovizna veraniega— no les importan. Lucen licras negras cortas y cascos y casi todos llevan lo necesario para una emergencia: cámaras de repuesto para las llantas y un inflador.José Calmet y Marisol Cavero llevan 22 años de casados, viven desde hace nueve en este balneario y aprovecharán este mes para hacer lo que en la capital parecería un mal chiste: pedalear tranquilamente por varios kilómetros del malecón junto con sus hijos. “Este es el lugar ideal para bicicletear: en Coayllo (a 40 km de Asia) y Mala hay rutas de diferentes tipos y dificultades”, dice José.
En la playa Gaviotas se realiza el Cebichef, una curiosa competencia que organiza una marca de cerveza y que busca premiar el mejor platillo hecho por los residentes de las playas del país. En esta oportunidad, el turno ha sido para Palabritas, Cocoa y Gaviotas. Pero en el camino hacia el kilómetro 100, este Diario se topó con una fila de 18 jinetes que bordeaban la Panamericana con una tranquilidad envidiable.
José Antonio Velarde, uno de ellos, explica que, debido a ciertas restricciones, se les ha impedido cabalgar en el malecón que une los clubes de Asia. Eso, sin embargo, no les quita ni una pizca de ganas de seguir con una afición ajena a los bólidos que llegan al bulevar las noches de fin de semana. Cuando acabe el verano, el grupo entero se mudará a Cieneguilla.
CEBICHE CON AMOR
Aunque falta todavía una hora para que sepan que se llevaron el primer lugar en el Cebichef, Leonor, María y Nathalie revelan el secreto que las convertirá en ganadoras: amor. Ellas, junto con otros dos grupos de los diez que compitieron, son los únicos equipos de mujeres que participaron en el concurso. Amigas de toda la vida, se bautizaron como Estrella del Mar y representaron a la playa Cocoa.
Frente a su cocina, donde ahora cortan el pescado, pican las cebollas y exprimen el limón con coordinación matemática (las seis manos parecen solo una), y una barra de amigos y familiares las alienta con cánticos y bailes.
Alfredo Aramburú, dueño de los restaurantes Alfresco y Cala y uno de los jurados junto con Rodrigo Conroy y Sebastián Cavenecia, dice que el concurso tiene una receta infalible para el peruano: una pizca de amigos, otro poco del platillo bandera y generosas cantidades de relajo frente al mar. “Si se cocina con cariño, la comida sale bien”, dice.
El concurso transcurre entre alborotadas barras, bañistas que poco a poco se abren el apetito y bailarines que se entregan a la celebración. Al final, el premio se lo lleva el público: cada platillo del concurso desaparece al instante en una improvisada pero agradecida degustación. Aquí, como en el resto del país, la felicidad empieza con la barriga llena.
LAS FRASES
“Es muy rico respirar el aire puro por la mañana y pasear en el malecón”.
MARISOL CAVERO DE CALMET. VERANEANTE DE ASIA
“Nos gusta el cebiche. La receta: amigos, cervezas y cocinar”.
MANUEL OLIVARES. PARTICIPANTE DEL CEBICHEF
“A los hombres nos gusta el cebiche y cocinarlo también”.
CÉSAR LORA. RESIDENTE DE ASIA
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