Ser maestro es entregarlo todo por los demás, agradezco a
Dios haber tenido la oportunidad de poder ser maestro como sacerdote y también
como docente. Desde el año 99 soy docente iniciando mi labor en la Provincia de
Huarochirí en un pueblo de Lahuaytambo, donde no había fluido eléctrico, una
población escolar de 100 alumnos, se inició una campaña en la ciudad de Lima
"un queso un libro", para conseguir textos para los alumnos que les
era difícil adquirir materiales educativos, todo había que dictarles,
dibujarles en la pizarra porque no contaban con una biblioteca donde
investigar, no se le podía dejar trabajos porque no tenían de donde investigar
o leer. Muchas veces el ingenio y la creatividad tenía que salir como llevarles
a una cascada del rio, o utilizar plantas, o el ganado para ponerles como ejemplo
al tocar el tema de la creación, la providencia, .... etc. No existía lugar
donde pudieran darnos de comer, al salir de clases nos turnábamos con los
profesores para cocinar y poder almorzar. Nadie se quejaba si salía buena o no
la comida. Y por la noche en mi cuarto tenía una cocina de kerosene que
calentaba un poco de avena con leche y a dormir, muchas veces la temperatura en
los meses de junio, julio bajaba bajo cero y el agua no hervía y había que
tomarla directo de la olla. Utilizaba una bolsa de dormir porque las frazadas
se volvían pesadas y duras por el frio y no abrigaban. La vela era la compañía
para preparar las clases. No tenía radio porque no cogía ninguna emisora y
tener una grabadora a cinta era escuchar solo unas cuantas canciones y la pila
se desgastaba. Son situaciones que quiero escribir porque sé que hoy muchos
profesores siguen pasando muchas dificultades para enseñar pero la vocación y
amor a la docencia pueden más que el cansancio y las limitaciones que pueden
haber.
En los años 2010 y 2011 tuve la gran oportunidad de
trabajar como capacitador y monitor en el área de Educación Religiosa en los
colegios Públicos y Privados de las Provincias de Cañete y Yauyos. Una tarea
que me ha servido para conocer muy de cerca la realidad de cada lugar y ver las
vivencias, dificultades y aprender también de las grandes cualidades de muchos
docentes que habría que quitarse el sombrero por su gran capacidad de ganarse
el liderazgo en el aula. La labor de docente lleva mucho sacrificio e
inversión. Un buen profesor invierte mucho en capacitarse, comprarse libros y
luego ponerlos en práctica. Hoy como capellán castrense también he tenido la
oportunidad de seguir la docencia en cursos para policías de la Provincia de
Cañete y Yauyos y también atender a la escuela de Suboficiales Femenino de San
Bartolo. Cada año con la Jefatura en coordinación con el Coronel hacemos una
labor social con los colegios más alejados de la Provincia que consiste en
entregarles útiles escolares. Donaciones que se recolectan en los balnearios de
Cerro Azul durante el verano. Agradezco a Dios el poder servir como maestro y
conocer muy de cerca a muchos Maestros de la Provincia de Cañete y diversos
lugares. Mi saludo y bendición en esta fecha tan especial y el compromiso de
dar todo de sí.
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