No pretendo hacer mofa de la obra del padre Tamayo, pero las
circunstancias ameritan contrastar en base a hechos, que tan al “inicio” se
encuentra el sector educación. Es un horizonte complejo el tema educativo, pero
quiero centrarme en su dimensión administrativa, pedagógica y sindicalista en
Cañete y la Región Lima.
En el lado administrativo, importa conocer si los pocos recursos con
que se cuenta son debidamente utilizados; y cuán fuerte es el aparato
sancionador educativo.
Con relación a ello, desde hace buen tiempo se viene cuestionado las
compras de materiales en las diferentes ugeles de la región. En algunos casos,
se detectan cotizaciones debidas, y en otros indebidas, con la clásica
existencia del “mismo proveedor”. Todo ello se solucionaría, si se pusiera en
marcha, el mecanismo de compras corporativas: así, ya no se compraría los
mismos bienes, en 9 lugares diferentes, sino en un solo lugar (la DREL). La
salida es legal, pero es seguro que desde las ugeles se pondrá el “grito en el
cielo”.
En lo que respecta, al aparato sancionador, de nada sirven los
esfuerzos, que se realizan en algunas ugeles, de sancionar a malos funcionarios
y docentes, si luego en la DREL los absuelven, inclusive reducen sanciones. Ahí
el Consejo Regional de Lima debería hacer una fiscalización sobre una porción
de casos, y determinar las “benevolencias” que no deben ser del agrado de la
autoridad regional.
En el campo pedagógico, más allá de las cifras avaladas por el
Ministerio de Educación, en comprensión lectora y razonamiento lógico –
matemático: i) nadie conoce la real orientación y estrategia que se desarrolla
a nivel local y regional; ii) nadie repara cuán eficaz viene resultando lo
aplicado por los maestros en clase, iii) no existe un indicador del grado de
impacto de las laptops entregadas a los niños por el gobierno aprista, y a los
profesores por la actual gestión regional (enumeraría más situaciones, pero
espero la participación de quienes leen mi artículo).
En el campo sindical, la educación es un espejo de desorganización, de
caudillismos, de actitudes pendencieras, y de interferencias de ideologías
asesinas. La última paralización es mejor muestra de ello, desde la
defraudación del CEN a sus bases, de la negación evidente de la presencia de
CONARE, las conversaciones e irrupciones de personajes solapas de sendero (en
algunas latitudes); en fin, la falta de unidad y apología de destrucción
sindical, que desde sus inicios padeció el SUTEP.
Este mera “administración de hechos” (no son opiniones) nos dan una
clara idea, de cuán en pañales se encuentra la educación en Cañete y la Región.
Pero la cúspide de todo ello, lo es definitivamente el “alicaído presupuesto”
que se sigue distribuyendo no sólo en el país, sino también en nuestro Valle.
¿Hablar de educación, es un acto que debe partir de un” inicio”? Es más que
obvio, y la prensa tiene un papel fundamental en fomentarlo.
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