Para muchos resulto increíble, pero para otros es conocido, el accionar
de Aurelio Pastor, un nefasto integrante del APRA (gracias al mofletudo de Alan
García), que luce sus “servicios” ilegales de enamorar a las máximas
autoridades nacionales para salvar a los “elegidos” democrática, de cualquier
suspensión o vacancia.
Hace un par de días, el diario La Primera nos permitió conocer la
indeseable biografía de aquél individuo, en cuyo mandato como ministro de
justicia, fue “ciego” a hechos irregulares registrados en Cañete.
Es un hecho que Pastor Valdiviezo, un hombre querido por “algunos”
abogados de Cañete (vinculados a la lucha anticorrupción) no iba a dejar pasar
su torpe trajinar como ministro de justicia, sin que en su gestión se deje de vincular
con nuestra provincia.
Justamente, en su período como ministro, reventó el escándalo de la
compra irregular de centenares de hectáreas de Chilca, perpetrado por su afable
compañero Omar Quezada. En la actualidad, ese proceso se archivó, y la agencia
“anticorrupción” en Cañete, se quedó calladita.
En esos, casi 8 meses de “plenipotenciario” en Justicia, nos paseaba
con el tema de la ampliación del Penal de Cantera. Situación que recién pudo
resolverse, con la pérdida de una vida humana, en la gestión de Ollanta Humala.
Pero en Cañete, sus finos colaboradores, ni asomaban sus rostros, que hoy
surgen desde la Municipalidad Provincial de Cañete.
Viene a mi mente, su tan risueño y excitante acercamiento a la
judicatura nacional, y local en particular, cuando en el año 2009 acompañó al
otrora Presidente del Poder Judicial, Javier Villa Stein, a la inauguración del
nuevo palacio de justicia en Cañete, que hoy es absorbido en todos sus
ambientes por el Modulo Penal.
La máxima escena que recuerdo, más allá del pobre y fofo discurso, fue
que en plena ceremonia, le hacía muecas a don Gerardo Castro, para que se
arregle la corbata. A eso jugaban dos grandes funcionarios del gobierno
aprista.
Y del amigo Gerardo Castro, cuyo error le costó cargo, aunado al
escándalo del indulto a Crousillat, terminó tan sinvergüenza personaje su paso
como ministro de Estado.
El “Pastor” visita frecuentemente Cañete, para quizás armárselas de
favor a algunos alcaldes, para ver sus procesos donde litiga como abogado, para
subsanar errores que aún no han podido ser advertidos, gracias al
entretenimiento que dos “escribanos” ofrecen, cuando lo reciben en estas
tierras, porque siguen actuando como sus mas serviles colaboradores, desde un
segundo piso de una entidad pública de la Plaza de Armas de San Vicente.
Aquellos dejaron de escribir páginas en la “lucha anticorrupción”,
cuando querían mojarse en nuestras narices. No sorprenda si en unos días,
semanas o meses, conocemos algo nuevo del mal Pastor en Cañete.
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