Qué terrible sin sabor dejó la
inasistencia de Nadine Heredia en Cañete.
Hasta las últimas horas del
pasado martes, se hizo el anuncio oficial, de la presencia de la “figura” del
gobierno central, pese a que hace días, la ciudad de Arequipa sufrió los
embates de un desastre natural; y Humala decidió irse a la Antártida.
Atendida por nuestras
autoridades (Alvarado y Montoya), la ministra Trivelli tuvo que ensayar una
suerte de apertura a una triste feria, para terminar jugando en una “cuna”, que
el 2012 ya había sido inaugurada.
¿Alguien sabe, qué acto
trascendente tenía que hacer Nadine en Cañete?
A estas alturas, es evidente
que ninguno, y valgan verdades no entiendo el “móvil” de tanta propaganda
editada desde la MPC, porque hasta la fecha no escucho difusión exagerada a sus
propios eventos, dónde concurren más vecinos, a lo registrado la mañana del
miércoles 13 de febrero.
Pero el énfasis de la parca
reunión, debe girar en torno a la recién designada Gobernadora de Cañete,
Angélica Arata, puesto que en su primera aparición pública como autoridad
política, quedó en evidencia la débil fuerza de convocatoria partidaria.
Es innegable que Arata Tasso
no iba a asistir si la primera dama llegaba a Cañete, para evitar que en su
presencia “algún” periodista le pregunte a Nadine, por qué colocaron a la prima
segunda del presidente en tal cargo.
Dicha situación no se
presentó, por ello acudió a la ceremonia, acompañada de unos cuántos
gobernadores distritales.
Lo que si llama la atención,
es que si el trabajo de la gobernación es representativo de la Presidencia de
la República regentado por un “gobierno nacionalista”, ¿por qué la militancia
local no participó si llegó una ministro, y se anunciaba a Nadine en Cañete?
Una hipótesis nos plantea, que
lo acontecido el miércoles en Cañete, es una muestra del resquebrajamiento del
movimiento nacionalista, que se ha dado en todo el país.
Otra más audaz, nos lleva a
reflexionar si en realidad, Angélica Arata tiene fuerza de convocatoria entre
la militancia local. Y aunque no le guste (ni a sus amigos de prensa), esa es
la debilidad de la gobernadora de Cañete.
Si Arata Tasso no revierte la
falta de legitimidad que encierra su designación, no nos llame la atención que
en una próxima visita presidencial no se asomen muchos ciudadanos, sino sólo
funcionarios (salvo que el primo le dé la mano).
Si Arata Tasso no consolida su
autoridad política, no la veremos liderando los espacios de seguridad
ciudadana, de gestión de riesgos, de los programas sociales; en líneas
generales, no la veremos actuando como la representante del Presidente de la
República.
En lo personal, Arata Tasso no
debió ser designada gobernadora, pero siéndola, se espera que transcurridas 2
semanas de juramentar, despierte y entienda que aceptó un “cargo político”.
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