Por Vladimir Alexander Rojas Hinostroza
Corresponde hacer un descargo a los comentarios de mi amigo Rubén
Auqui, quien ha pretendido tergiversar mi ensayo sobre la “reconstrucción de
Hualcará”. No me queda duda que Rubén es un buen matemático, pero NO en el arte
de leer y comprender textos.
Lo que tracé fue: i) cómo un terreno informal se convirtió en propiedad
privada; ii) cómo los damnificados siguen desatendidos. Rubén prefirió incidir
en la ojeriza a Raúl Ramos, y tengo mis razones, como él las tiene para con
Javier Alvarado, pero en ese lío, salgo sobrando. Además enfatizó que los
damnificados deben pagar sus 300 soles a la notaría, porque nada es gratis.
El problema no son los 300 soles: El problema es que un centro poblado
se volvió terreno privado, pese a que en el año 1973, el gobierno de Velasco
Alvarado desafectó “la ranchería” para la gente de Hualcará. En su momento
difundí la resolución.
El problema no son los 300 soles: El problema es que no debían pagarse,
porque a COFOPRI se le impidió el ingreso a Hualcará, y no tituló “en forma
gratuita”, cómo lo hizo en los centros poblados dónde gobernaron los grandes
gamonales.
El problema no son los 300 soles: El problema es que la “empresa” se
olvidaba de finalizar la titulación de las casas construidas con el dinero de
todos los peruanos, y si se incumplía ello, hubiese sido un desastre que la
“inversión pública pase a manos privadas” por la cláusula de reversión de terreno.
El problema no son los 300 soles: El problema es que hoy son más de 30
familias que viven en condiciones precarias, y sobre las que nadie dice nada,
ni se gestiona apoyo alguno, y ya les han dicho que no hay más recursos.
El problema no son los 300 soles: como tampoco lo es, si los ancestros
de los “Ramos” fueron generosos donando terrenos, cómo si la historia no nos
haya enseñado que los antiguos gamonales recibieron grandes extensiones de
tierras sin pagar al Estado. ¿Alguien se ha preguntado si el “terreno” fue
adquirido onerosamente?
El problema no son los 300 soles: El problema es que si no se daba el
terremoto, Hualcará seguiría informal, y no habría títulos. Pero ocurrió la
tragedia, y las casas construidas no le costaron ni un sol a la “empresa”, y el
terreno menos ¿o es que acaso no les correspondía por “posesión”, y por haber
servido a otros que acrecentaron su riqueza?
El problema no son los 300 soles: Ni tampoco mi apreciación hacia Raúl
Ramos, de quien conocí el maltrato a los de Hualcará, como al de un menor de
edad, a quien frustró su carrera policial con una falsa denuncia, y
recientemente pidió a sus padres voltear la página, como si la humillación
fuese fácil de olvidar.
El problema no son los 300 soles: Como no lo es si escribo estas
columnas, que muchos comparten y leen; pero tu consejo de ser parco en la
redacción porque la mayoría no analiza, es inaceptable, así que decidí
fomentarla. Escribo columnas de opinión, y no notas informativas.
Nota final: Viene a mi mente, que hace años en la MPC hubo un “canje de
deuda” a favor de la “empresa”, pero es tema de otro cantar. De todos modos,
gracias por leer mis artículos amigo Rubén.
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