¿Cuáles
son perspectivas para la petroquímica en el Perú?
El
Gasoducto Sur Peruano arribará a Moquegua y Arequipa entre el 2017 y 2018, pero
aún no existen suficientes inversionistas.
Escribe
Juan Saldarriaga.
Periodista.
@JuanSaldaringa
La
petroquímica parece estar cada vez más lejos. Hasta hace unos años había cinco
inversionistas dispuestos a construir complejos petroquímicos en el sur del
país. Hoy solo queda uno: la brasileña Braskem. La ausencia de suministro y la
competencia del shale gas hicieron que los demás se desanimen.
Pero
Braskem tampoco la ve muy fácil. La brasileña lleva años solicitando
definiciones al Gobierno, mientras su proyecto de etano flota a la deriva. La
construcción del Gasoducto Sur Peruano alentaba sus expectativas, lo mismo que
las del Ministerio de Energía y Minas (Minem).
Hace
apenas medio año esta cartera propuso construir una petroquímica del metano en
Lomas de Tarpuy (Arequipa), a través de un concurso público. Pero este proyecto
también ha caído en el olvido. Hoy, no hay entidad que lo gestione. Pro
Inversión acota que no tiene el encargo y el Minem dice ahora que no hay ningún
proyecto de metano definido en Arequipa.
¿Habrá
una petroquímica en desarrollo para cuando el gasoducto llegue a Ilo y
Mollendo? ¿Cuál es el panorama para esta industria?
EL
FACTOR SHALE
La
realidad es que los especialistas en hidrocarburos no avizoran en el horizonte
cercano un solo proyecto petroquímico en el Perú.
“Sabemos
que Braskem sigue en el país, pero no si continúa con su proyecto. En este
momento no existe ninguna dinámica orientada al desarrollo de una petroquímica,
ni siquiera del metano, más fácil de desarrollar que la del etano”, refiere
Edgar Ramírez, gerente general de Latin Energy.
Pero,
¿qué pasa en América Latina? Carlos Octtinger, especialista argentino, advierte
que solo hay tres proyectos petroquímicos que avanzan en la región: Bulo Bulo,
que convertirá a Bolivia en productor de amoníaco y úrea (antes que el Perú);
Etileno XXI, que Braskem desarrolla en México, y Comperj (Brasil), suspendido
momentáneamente debido al escándalo de corrupción que compromete a Petrobras.
¿Cuáles
son perspectivas para la petroquímica en el Perú?
Todos
los demás se han quedado en meras intenciones. ¿Por qué razón? Álvaro Ríos, ex
ministro de hidrocarburos de Bolivia y socio director de Gas Energy, apunta que
la principal complicación es la proverbial abundancia del gas de esquisto
(shale gas) extraído en EE.UU., factor que determina que el precio de este
recurso se mantendrá más barato que el gas natural producido en Latinoamérica
por un horizonte de 5 a 10 años.
“Esto
significa que los proyectos petroquímicos privados se darán, mayormente, en
Norteamérica”, refiere. En su opinión, el Perú no escapa a esta realidad, y esa
es la razón por la cual nuestros proyectos petroquímicos no salen adelante.
Edgar
Ramírez tiene una percepción diferente. Él asevera que los precios
internacionales no tienen relevancia frente a la determinación de ejecutar o no
un proyecto petroquímico.
“El
contexto internacional impacta en el corto plazo, pero no en la decisión de
desarrollar una industria que es de largo plazo. Eso puede afectar a algunas
empresas, como las que se han ido del país, pero no al Estado, que debe tomar
una decisión de política energética”, advierte.
Un
claro ejemplo es Bolivia, cuyo éxito en Bulo Bulo se fundamenta en el “gran
empuje” de su gobierno por sacar delante la petroquímica, según apunta Carlos
Octtinger. Mientras tanto, ¿qué viene haciendo el Gobierno Peruano para alentar
esta industria?
EL
EMPUJE DEL ESTADO
Al
gobierno de Ollanta Humala solo le queda un año para encaminar la petroquímica.
Según Ríos, ese lapso debería ser
aprovechado en otorgar incentivos que garanticen el precio y suministro de la
materia prima (gas natural), bajo una metodología de costos y precios netback.
La
preocupación del Minem se enfoca, empero, en la negociación con los productores
de gas. “En el poco tiempo que resta [para que termine este gobierno] la
principal medida será el aseguramiento del suministro del gas natural, por lo
que el Minem viene coordinando con el Consorcio Camisea (lote 88) la subasta de
los 120 millones de pies cúbicos diarios (mmpcd) que se necesitan para
desarrollar la petroquímica del metano”, apunta la ministra Rosa María Ortiz.
Pero
esta medida podría no ser suficiente. Así lo asegura Carlos Herrera Descalzi,
ex titular del Minem. A su entender, existe una sola manera de hacer despegar
la petroquímica, y es que el Gobierno se siente a negociar con todos los
actores del mercado gasífero: productores, transportadores, distribuidores y
comercializadores.
“La
negociación debe comprender, en primer lugar, la obligatoriedad de entregar la
materia prima y, en segundo lugar, la fijación de un precio razonable. El
Gobierno tiene las herramientas para hacerlo”, señala.
Ese
es, también, el parecer de Edgar Ramírez, quien sostiene que los negocios
energéticos no se pueden dejar al influjo del mercado, sino que deben ser
encaminados por un gestor que trace los incentivos y alinee a los distintos actores.
“Si un actor cualquiera se niega a transar, el proyecto se bloqueará por
completo”, anota.
Lamentablemente
para el Perú, esa negociación podría darse demasiado tarde.
“Era
más lógico negociar en el primer año [de gobierno], porque el último se complica
por las dificultades políticas que
consumen la atención del gabinete. Ahora se perderá un año y habrá que esperar
otro para que el próximo gobierno aprenda. Dos años es demasiado”, sentencia
Herrera.
EL
DILEMA DEL ETANO
Según
cálculos de Gas Energy, las reservas de etano existentes en el país durarán
unos 20 años, al ritmo en que este combustible se quema diariamente en las
plantas térmicas de Chilca.
“Eso
significa que si la petroquímica del etano (para producción de plásticos) se
empieza a desarrollar hoy, habrá materia prima suficiente para 15
años,descontando los cinco que tomará la construcción de la planta”, explica
Luis Fernández, socio director de Gas Energy.
Es
por esta razón que urge hallar más reservas de gas en Camisea y en los lotes adyacentes,
como el 58, 57 y el 76.
Pero
no solo eso, también hace falta que el Gobierno tome una decisión sobre el
poliducto, alternativa más eficiente y económica para transportar el etano que
el transporte a través del ducto de gases.
De
allí que el Gobierno apueste por la petroquímica del metano, para la producción
de fertilizantes y explosivos. Según Carlos Octtinger, esta es una inversión
segura y rentable porque no hay proyectos similares en la costa del Pacífico.
Falta,
sin embargo, el empuje del Estado. Eso era algo que venía tejiendo el ex
ministro Eleodoro Mayorga. Solo resta
esperar ahora que esta política tenga continuidad o la petroquímica seguirá
como hasta aquí: en el limbo.
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