Conozca el dulce típico de San
Vicente de Cañete que se disfruta y saborea todo el año.
Escribe Luis Pérez / Revista
Rumbos.
Hay mucha masa para rebanar.
Sí, tanta que cubre todo el espacio de la mesa. Pero eso no desanima a doña
Esperanza Ponce, quien jamás pierde la sonrisa. Esa es la respuesta al trabajo
ajetreado. Y es que ella debe continuar con lo suyo no por obligación sino por
pasión. Esa es su mejor carta de presentación.
Y eso lo deja apreciar
mientras prepara su emblemático camotillo. Pues ahí, en el patio de su hogar en
San Vicente, capital de la provincia limeña de Cañete, ella mantiene la
tradición de preparar este dulce de antaño que tiene su esencia en el famoso ‘a
sacar camote con el pie’. Esa responsabilidad la tiene tan concentrada en todos
los detalles que componen su saber.
Su concentración es tan
evidente que no existe señal de fastidio ni por ese inquieto mosquito que, por
varios minutos, está dando más vueltas que un trompo. Seguro algo lo atrae.
Pero su presencia no es lo importante. Se va sin pena ni gloria. Es lo mejor
porque hay mucho que hacer con los 50 trozos que se han rebanado de la masa.
Inmediatamente, doña
Esperanza, rodillo en mano y con un estilo particular, aplasta uno por uno. El
vaivén del rodillo hace su mejor jugada en cada hojarasca dándole una forma
circular. Concluye. ¿Fin del juego? Falso…
“A las hojarascas hay que
hincarlas con un tenedor para que al momento de freírlas no absorban aceite”,
advierte la mujer, mientras coloca las hojarascas en una fuente para que oreen.
Un secretito, tal vez, de los muchos que aprendió cuando en 1984 estuvo en el
Centro de Formación Profesional para la Mujer – Condoray.
De pronto se transporta a su
cocina porque sabe que aún le falta preparar la parte más sublime: el dulce de
camote. Entonces, en una olla hierve agua con canela, clavo de olor y cáscara
de naranja. Obtiene un concentrado que lo cocina con el puré, medio kilo de
azúcar, medio tarro de leche y esencia de vainilla. Dulce tentación a la vista.
Y para finalizar pega dos
hojarascas con el dulce de camote. No deja de sonreír. “Así sale mejor”, dice.
Ese es otro secretito. Y tiene razón. Todos se quedan boquiabiertos por el
sabor del camotillo. Pero deben guardar la calma porque no se acabará ni hoy ni
mañana. Es decir: habrá para siempre. Hasta para compartir con el mosquito
fugaz.
En Rumbo
Ruta: Lima-San Vicente de
Cañete. Vía: Panamericana. Tiempo: 1h : 45min.
Contacto: Jirón Las Azucenas,
Manzana I Lote 8, urbanización Santa Rosa (San Vicente de Cañete, Lima).
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