Visitantes de la Región Ica y del interior del país acompañaron el paso a la ermita disfrutando los potajes tradicionales de Grocio Prado.
Hace más cien años, en la
tierra chinchana donde los artesanos construyen con destreza cestos,
nacimientos y otras coloridas muestras de arte en fibra vegetal, en donde la
carapulcra es el plato de gala en las celebraciones y de la vid, sembrada por
manos milenarias, se ha podido extraer un cóctel mundial, nació la “Sierva de
Dios” Melchorita Saravia Tasayco.
En su homenaje, todos los 06
de enero, miles de devotos se reúnen para agradecer a la grociopradina el
milagro de permitirles volver cada año.
Cuenta uno de los familiares
de Melchora, que a pocos metros de la Plaza Mayor del distrito de Grocio Prado,
en la primera cuadra de la calle San Juan (actualmente pasaje El Peregrino),
una niña de aproximadamente siete años doblaba las rodillas y pedía en oración
por la salud de las personas. Aquella infante era Melchorita Saravia y desde su
ermita fue creciendo su leyenda de gratitud y amor por el prójimo y por Dios, a
quien había entregado su vida desde la adolescencia, al haber sido aceptada en
la Tercera Orden Franciscana.
Melchorita, la tercera de
cuatro hermanos, creció en oración y en su casa, hoy considerada uno de los
recintos más importantes para los grociopradinos, donde se puede apreciar la
cama donde ella descansaba, su manto de velo con el que acudía a las misas,
muchos cuadros que reflejan su entrega a Dios, el altar donde rezaba y otros
ambientes en material rústico que a pesar de los años sigues en pie y congregando
durante todo el año a miles de devotos.
En la fecha del nacimiento de
la Sierva de Dios, la Plaza Mayor de este distrito es abarrotada por personas
que vienen desde distintas partes del país para poder encontrarse con
Melchorita. Las colas doblan la plaza y a medida que llega el mediodía la
distancia se hace más larga, pero esto no es impedimento para que los fieles
esperen para entrar a la casa donde una vez caminó Melchora.
Mientras la cola avanza hacia
el pasaje El Peregrino, el obispo de Ica, Monseñor Héctor Eduardo Vera Colona,
en la misa realizada en homenaje al nacimiento de la grociopradina, solicita a
los creyentes que sigan sumando oraciones para que se pueda cumplir con el
proceso de canonización de Melchorita Saravia.
La postulación para que
Melchora sea considerada Santa se encuentra detenida porque, según el párroco
de Grocio Prado, Javier Vera Zamora, resta un milagro que pueda ser comprobado.Con
la comprobación la Sierva de Dios sería acogida por el postulado y se
convertiría en la Santa de los pobres. Pedido al que muchos feligreses se han
sumado y a través de oraciones vienen rogando por la canonización.
Testimonios de devotos. Tal es
el caso de Antonio Rivera Cuzcano, natural de Cañete, que desde hace más de 20
años de forma ininterrumpida viene a visitar a Melchorita todas las fechas de
su nacimiento, pues su salud no se deteriora desde que se encuentra apegado a
las creencias de la grociopradina.
Lo mismo le sucede a René
Chumbiauca Navarro, quien desde Lima dejó a un lado sus quehaceres y viajó sola
a esta ciudad para poder ingresar a la ermita y pedirle a Melchora que siga
cuidando a su familia, como lo viene haciendo desde hace tres años.
Asimismo, se encuentra en la
inmensa cola de fieles Alejandrina Román Rodríguez. A ella, hace 12 años, un
médico le diagnosticó una enfermedad maligna en su pierna y debido a ello se
debía proceder a la amputación, pero esta dama natural de San Vicente (Cañete)
señala haber conocida el don de Melchorita y al pedirle que su estado de salud
mejore, el procedimiento quirúrgico no se tuvo que practicar. En la actualidad,
Alejandrina tiene una ligera dificultad en la pierna y, aunque su avanzada edad
deteriora sus pasos, sigue caminando para acercarse a la casa de oración, a
cuya santa considera su sanadora espiritual.
Hatajos para Melchora. En todo
este cúmulo de fe y devoción, grupos de danzantes de Hatajo de Negritos hacen
resonar sus campanillas y reúnen en la Plaza Mayor a los visitantes.
Las cuadrillas, que este año
rindieron homenaje al nacimiento de Melchorita Saravia llegaron de los poblados
iqueños Pachacútec y La Venta Baja, quienes mostraron sus destrezas ante los
turistas locales.
También formaron parte de este
regocijo los Hatajos de Sunampe, El Carmen y Grocio Prado; además se pudo
escuchar los cánticos de los afrodescendientes, traídos por los coros del
Hatajo de Pallitas de Eliza Milaní hasta la tierra santa, donde Melchorita
estuvo hasta el día de su muerte.
Partida de la Sierva de Dios.
A finales de año, en Grocio Prado, las campanas de la iglesia resonarán como lo
vienen haciendo desde hace 65 años, al darse el anunció por la muerte de
Melchorita Saravia, quien fue llevada hasta el hospital San José de Chincha al
padecer cáncer. Esta enfermedad recluyó a la Sierva de Dios en el hospital
desde octubre de 1951 hasta la primera semana de diciembre de ese mismo año,
cuando en los pasillos de este sanatorio los gemidos de dolor de los pacientes
se mezclaban con el lamento por la pérdida irreparable de una mujer bendita,
que a pesar de las heridas no mostraba signos de sufrimiento, sino de orgullo
al haber prestado su vida para servir con las prédicas y enseñanzas de Dios.
(Correo Ica)
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