Piden declarar emergencia en Cañete, Huaura, Huaral y Barranca. En el 2014, todas figuraron entre las 20 provincias con más muertes por sicariato. El año pasado, PNP reportó 96 asesinatos
Escribe Óscar Paz Campuzano - @OscarPazC.
El 23 de diciembre del 2015,
un sicario entró a una pollería en Huaral y mató a dos hombres. En una cámara
de seguridad del local quedó registrado el instante en que el delincuente
acciona el gatillo diez veces y huye amenazando a los demás clientes, que
observaron horrorizados el crimen. Seis días después, el gobernador de Lima,
Nelson Chui, pidió que el Ejecutivo decretara el estado de emergencia en esta y
en otras tres provincias limeñas.
Los robos a mano armada, los
homicidios por encargo, el enfrentamiento entre los gremios de construcción
civil y las extorsiones a empresarios y transportistas son el común denominador
en Cañete, Huaura, Huaral y Barranca. Todas, en el 2014, figuraron entre las 20
provincias con más muertes por sicariato, según el INEI. El año pasado, la policía
reportó 96 asesinatos. En la mayoría se usaron armas de fuego.
El secretario técnico del
Comité Regional de Seguridad Ciudadana de Lima Provincias, coronel PNP (r)
Carlos Remy Ramis, afirma que principalmente en Barranca, Huaral y Cañete no se
han capturado a los cabecillas de las organizaciones criminales que hacen de
las suyas y por eso hoy hay una ola de violencia que quiebra la tranquilidad de
los 700 mil habitantes de estas provincias.
Un pedido más a Palacio
El Gobierno Regional de Lima
tiene listo un documento para solicitar al Ejecutivo que decrete el estado de
emergencia en las jurisdicciones más violentas de la región. Pero no todos
están de acuerdo. Esta semana, en la
última reunión del comité regional de seguridad, los mandos policiales de la
zona opinaron en contra de instaurar el régimen de excepción, como sí se ha
hecho en el Callao y en las provincias del Santa y Casma, en Áncash.
A otro que no le convence la
medida es al gerente municipal de Huacho,
Juan Valencia. “Apoyaremos el pedido de la región, pero pensamos que esa
es una medida de corto plazo, que no
solucionará el problema de fondo, en tanto no se apliquen políticas en materia
de seguridad ciudadana. Eso le compete al Ministerio del Interior, no a los
alcaldes”, declaró.
El gobernador de Lima, Nelson
Chui, dijo que discutirá el pedido con los alcaldes provinciales y con los
mandos locales de la PNP. La próxima semana podría estar elevándose la
propuesta que, por un lado, grafica la crisis en seguridad que está ahorcando a
las regiones y, por otro, la necesidad de afinar la estrategia para luchar
contra el crimen.
Un crimen complejo
En Barranca hay un problema de
minería ilegal en la zona de Pativilca. Esta actividad trajo consigo disputas violentas
por controlar el negocio. En Huaral, la cifra de muertes por sicariato está en
aumento. El asesinato del pasado 23 de diciembre no fue un caso aislado.
En Cañete el problema de la
inseguridad está relacionado con el ‘boom’ de la construcción. Los gremios
locales –en los que se han infiltrado peligrosas bandas– se enfrentan a muerte
para no perder su dominio. La extorsión es un problema que golpea sobre todo a
Huacho, la capital de Huaura. Los empresarios y los mototaxistas son las
víctimas más frecuentes.
No hace mucho, otro era el
panorama en Huacho, en donde tiene su sede principal el Gobierno Regional de
Lima. Allí, hace casi dos años, asesinaron de tres balazos en la cabeza el ex
consejero regional de Áncash Ezequiel Nolasco. Su muerte dio paso a la caída
del régimen de César Álvarez, el ex presidente ancashino, hoy preso en Piedras
Gordas.
El jefe de la región policial
Lima Norte, coronel PNP Luis Flores, informó que en el 2015 desarticularon 73
bandas y detuvieron a 1.568 personas por diversos delitos; además, que
incautaron 142 armas de fuego y más de 13 mil ketes de pasta básica de cocaína.
Pero en las calles, esas son
solo cifras. Hace una semana, en el distrito de Végueta, al norte de Huacho,
hubo tres días continuos de fuego abierto entre delincuentes y policías en el
intento de frustrar un asalto a una empresa pesquera y de recuperar un camión
robado.
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