Tomás (24, Cañete). Dicen que
no se debe tropezar dos veces con la misma piedra, doctora. Sin embargo,
siempre hay situaciones inevitables, como volver a salir con Susana. Yo tenía
16 años y ella 15 cuando la conocí. Un verano me la encontré en una discoteca
junto a su prima y desde entonces nos hicimos amigos. Salíamos de paseo a la
playa, hasta convertirnos en pareja. Solo estuvimos un par de meses, pero
recuerdo cada momento de ese verano porque con ella fue mi primera vez.
Después regresó a su casa en
San Luis y lo último que supe de Susana es que se dedicaría a estudiar Derecho.
Ninguna de las mujeres con las que salí después de ella me quitó su recuerdo de
la mente. Con el tiempo fui perdiendo las esperanzas de volver a verla, hasta
hace algunas semanas cuando regresó de visita. Ahora es toda una mujer, dueña de
un cuerpo escultural. Lo que más me llama la atención es que su carácter no ha
cambiado mucho desde que la conocí. Sigue siendo cariñosa y amable con todo el
mundo. Me invitó a salir para conversar como amigos y quedé fascinado
nuevamente con ella. Desde entonces estuve pensando en seducirla. El único
problema es que yo comencé a salir con otra joven cuando nos reencontramos. Lo
que siento por esta chica no se compara en nada a mi amor por Susana, pero
tampoco quisiera lastimarla y dejarla de lado por una relación que
probablemente sea tan fugaz como al inicio. Me siento confundido y no sé qué
hacer. (Diario Ojo)
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