Los diluvios del reciente Niño Costero también cambiaron el paisaje del litoral limeño. Prueba de ello es lo sucedido en la desembocadura del río Mala, al sur de Lima en la provincia de Cañete, donde los desbordes arrasaron decenas de hectáreas de cultivos e inundaron la ciudad de Mala, afectando incluso los balnearios de su litoral.
Las millones de toneladas de sedimento arrastrados por el cauce del río hicieron retroceder hasta en aproximadamente cien metros la playa vecina a la desembocadura, formando enormes lagunas que ha creado un nuevo hábitat para las aves guaneras y las migratorias.
La desembocadura del río Mala está ubicada al lado de un morro donde se alzan el complejo arqueológico de El Salitre, cuya huaca fue considerada “hermana menor” de Pachacámac.
Como
se sabe, el río Mala está vinculado al culto del apu Pariacaca, el único nevado
sagrado del Antiguo Perú que conservó un libro donde se expone su compleja
cosmovisión. Se trata del célebre Manuscrito Quechua de Huarochirí, descubierto
en Europa a fines del siglo XIX y que mereció traducciones a varios idiomas. La
versión al castellano fue escrita por José María Arguedas con el título de
Dioses y Hombres de Huarochirí.
El
río Mala nace precisamente de los deshielos del Pariacaca y sus aguas bañaban
las tierra de los feroces Calango, una nación costeña que se negó a aceptar el
dominio incaico. En castigo, el inca de Cusco solicitó el apoyo de sus huacas
aliadas y fue precisamente Pariacaca quien mandó un gigantesco huayco que desapareció del mapa a los
Calango.
Estos
huaycos y desbordes se repitieron por efectos del Niño Costero y hoy en día
podemos comprobar el poderoso impacto de la crecida de un río como el Mala. (La
Republica)
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