Aún
le cuesta tener movilidad en el extremo derecho de su cuerpo. Su forma de
hablar conserva ciertas secuelas. La memoria lo traiciona. Pero en su rostro se
dibuja la sonrisa pícara, agita sus manos al ritmo de la conversación y alza la
voz, de la emoción, al recordar el pasado glorioso de Perú Negro . Hace un año
y tres meses, Rony Campos sufrió un infarto cerebral. Pero se rebela ante la
enfermedad y vuelve con Mis raíces, al Gran Teatro Nacional, este 25 de julio.
El director del prestigioso ballet afroperuano e hijo de uno de los fundadores,
Ronaldo Campos, nos recibe en su casa de Surco, que él mismo construyó, donde
también están sus raíces: su familia.
¿Cómo
eran los días hace 49 años, cuando empezó todo?
Maravillosos.
Vivíamos en La Victoria, en Renovación, en la cuadra tres. Éramos seis para una
casa de dos piezas. El caño estaba afuera, en el callejón. Hacíamos cola con
nuestro bacín tapado. Mi viejo, quien vino de Cañete, trabajaba en la línea 20
como chofer. A la par trabajaba tocando, zapateando con Victoria Santa Cruz y
después con el grupo de los hermanos Soto. Se presentaban en El Chalán, famoso
restaurante de la época. Se empezó a correr la voz de que había un negrito de
Cañete que zapateaba. A Chabuca Granda le llegó una invitación de Buenos Aires
para un festival y estaba buscando el grupo adecuado. Le hablaron de mi papá.
Chabuca vio el espectáculo y quedó encantadísima. Además de las danzas,
prepararon textos que los hizo el poeta César Calvo para que el espectáculo sea
contado como una historia. Participaron muchos países y Perú Negro, que eran 12
personas, empató en el primer lugar con Panamá, que eran 80.
¿Ahí
se creó el nombre?
Sí,
antes de viajar, y lo hizo el ‘Chino’ Domínguez. Tenía que ser un nombre
representativo.
Otro
episodio en la historia de Perú Negro dice que el grupo fue a presentarse en
Venezuela y parte del equipo se quedó allá. ¿Qué pasó?
Corría
el año 78 y un empresario peruano nos llevó a Venezuela. Éramos como 30. Había
tres presentaciones y allá iban a salir más. Pero luego de esas tres
presentaciones, el empresario desapareció. Gracias a Dios, en esa época había
una gran cantidad de peruanos allá. Se quedaron cerca de ocho meses, viviendo
de propinas y de la ayuda de peruanos. Yo ya tenía 14 años y en Lima hacía mis
pininos, zapateaba. A casa podía llegar con 100 soles. Y así saqué adelante a
mi familia.
¿Qué
opina de la ola migratoria venezolana en Perú?
Estamos
devolviendo el favor, porque antes muchos peruanos han migrado a Venezuela, y
nos acogieron allá. Además, el afrodescendiente ha migrado. En ese sentido, el
arte tiene un papel importante, porque la música une.
¿El
fútbol no fue una opción?
Yo
era pelotero y del bueno. Jugaba de delantero, era goleador. Mi referente era
Alberto Gallardo. Soy hincha del Sporting Cristal. El jugador Eloy Campos es mi
tío. Gallardo metía un patadón y metía al arquero con pelota y todo en el arco.
¿Se
probó en el Cristal?
Sí.
Jugué un poco, pero después fui a parar al Alianza porque mis primos jugaban en
La Victoria. Y el ‘Cholo’ Castillo me probó, jugué bien y me quedé. Estaban
Sussoni, Casanova, Escobar, ‘Pechito’ Farfán y muchos más.
¿Por
qué no se quedó en el fútbol?
Porque
vino Perú Negro de Venezuela y sin gente. Y había que rearmar el grupo. Pudo
más el arte. En las venas tengo la música. Recluté bailarines para hacer el
nuevo Perú Negro.
¿Qué
tienen en común la música y el fútbol?
El
amor a lo que haces. En ambos casos te tiene que nacer. El ritmo es necesario
para ambos.
¿Qué
le deja que hayamos llegado a un Mundial 36 años después?
Ha
cambiado la mentalidad y ya era tiempo de que le den oportunidad a la gente
joven. Eso me pasó a mí cuando entré a Perú Negro. El equipo ha demostrado
unión y ganas. Ha habido hermandad y corazón. Se ha dado una buena relación con
el entrenador, con la cabeza, que es el director de orquesta. Se ha generado
una esperanza. Gareca lo ha logrado. Son 36 años que no vivíamos la emoción de
un Mundial, qué importa que hayamos sido eliminados. Se ve el cambio.
¿En
Mis raíces qué historia nos van a contar?
Este
espectáculo lo armó mi hijo, de 33 años. Narra sobre la esclavitud, la parte
religiosa, nuevas danzas, danzas que se han recopilado. Voy a tener una pequeña
participación. Se van a juntar varias generaciones: Lalo Izquierdo, uno de los
fundadores; Marcos Campos, una generación posterior; Yo y mi hijo Eder. Y se va
a volver a lo que se hacía antes: contar la historia, como la primera vez en
Argentina.
Hace
49 años, las manifestaciones de discriminación hacia la cultura afroperuana
eran más fuertes que ahora. ¿Qué les tocó vivir?
La
primera vez que viajé a Europa y llegaba Perú Negro, la gente decía: “Pero si
en Perú no hay negros, hay indios, plumas”. Había lugares en el Perú donde te
miraban un poco mal. Me daba cosa ir a los tonos en el colegio porque era el
único negro en el salón.
¿Y,
actualmente, cómo es?
Ha
cambiado. Más bien, la gente busca al afroperuano para todo: divertirse y
aprender. En las fiestas se pone la música negra.
A
49 años de Perú Negro y con este problema de salud que ha sufrido, ¿qué piensa,
qué siente?
He
vivido todo Perú Negro. Desde los cinco años, mi papá me llevaba de la mano. Me
duele mucho estar así, porque también he trabajado con Eva Ayllón 30 años. He
viajado por casi todo el mundo. Y ahora estar limitado es doloroso. No me quejo
porque he vivido los mejores momentos de mi vida, hemos sido nominados al
Grammy, he grabado discos. Y mis hijos participan en Perú Negro. La herencia
continúa.
AUTOFICHA
-
“Soy Jaime Ronaldo Campos Ponce. Tengo 54 años. Nací en La Victoria. Quise ser
marino, pero la música pudo más. He viajado por todo el mundo, menos Japón y
China. Tengo dos hermanos mayores por parte de padre y tres hermanas mayores de
padre y madre. Pero siempre mi papá apostó por mí”.
-
“He tocado y grabado discos con Alex Acuña, con Luis Enrique. Con Eva Ayllón he
grabado como 20 discos, desde que existía el formato vinilo 45 y 33. Tenía 14
años cuando empecé con ella. También he grabado con el ‘Zambo’ Cavero, Cecilia
Barraza y muchos más”.
-
“Mi hija estudia Negocios Internacionales y trabaja en Perú Negro. Mi hijo Edú
se va a Europa con Eva Ayllón. Eder tiene academias y ahora la oportunidad de
dirigir Mis raíces con Perú Negro. Eder es el nieto mayor de esta familia. Era
el engreído de mi papá. Incluso, estuvo en La Movida de Verónica Castro”.
(MIJAIL PALACIOS 29/06/2018
07:00h)
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