Trabajadores pueden gastar varios
cientos de soles al mes solo para trasladarse a su centro de trabajo en Mala,
Chilca, Cañete, Chincha o Pisco.
AURORA CARUAJULCA acaruajulca@grupoepensa.pe
Actualizado el 08/12/2019 a las 11:54
Cada día, Rubén Suárez y su esposa Ana
Martínez, ambos ingenieros industriales de profesión, realizan una
peregrinación para llegar desde su casa, en el jirón Chota del Cercado de Lima,
hasta su centro de trabajo, en Mala. El joven matrimonio recorre cerca de 100
kilómetros, en poco menos de tres horas, para trasladarse a su destino. El
esfuerzo lo realizan con el sueño de comprar su propio departamento.
Sin embargo, para lograrlo sortean el
caótico tráfico y la falta de medios de transporte formales para viajar con
seguridad. Aunque muchos viajan en el Metro de Lima, el Metropolitano o los
corredores, miles de limeños se movilizan como pueden para llegar a centros de
empleo que se ubican en localidades al sur de Lima, como Chilca o Mala, en la
provincia de Cañete, o varios kilómetros más allá, en Chincha o Pisco, en el
departamento de Ica.
Frente a este panorama, que se puede
evidenciar en la cantidad de vehículos miniván, autos colectivos, combis
piratas y buses informales de transporte de personal, el Gobierno decidió hace
un tiempo elaborar el proyecto de tren de cercanías Lima-Ica, cuyo estudio de
preinversión comenzará en diciembre.
PERFIL
En los últimos años, de acuerdo con
reportes del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), se ha
incrementado la inversión pública y la privada en la ciudad de Ica hasta en un 35%,
logrando así el crecimiento de la economía. Esto a su vez ha contribuido al
aumento del empleo y la generación de mayores ingresos familiares.
Aunque no hay cifras oficiales, según
el diagnóstico socioeconómico laboral de la Ica, la región concentra a cerca de
190 mil empresas de diversos rubros.
En tanto, profesionales, técnicos,
administradores, empleados de oficinas, vendedores y obreros calificados es el
perfil de la población capitalina que se traslada de Lima hasta el sur, que se
ha convertido en un nuevo polo de desarrollo. Los sectores económicos que más
albergan a estos miles de trabajadores que diariamente se desplazan hasta
Cañete, Chincha y Pisco son manufactura, comercio, transportes y
comunicaciones, minería y gas natural.
BUENOS SUELDOS
“De 10 trabajadores de una empresa,
unos dos provienen de distritos de Lima Metropolitana, quienes se trasladan por
la buena oferta de sueldo y porque en esa región no hay profesionales que
cubran la alta plaza que requieren las nuevas empresas”, señaló a este diario
Rubén González, especialista de Desarrollo Comercial y Negocios.
Quienes parten de Lima para ir a
trabajar al sur salen muy temprano de sus hogares. Muchos comienzan a abordar
los servicios de transporte formales e informales desde las 4:30 de la
madrugada, según contaron los usuarios entrevistados por este diario.
No obstante, hay quienes sí cuentan
con el servicio de traslado en bus gratuito que les brinda su empresa. A ellos
los podemos observar en el puente Santa Anita, Javier Prado, puente Atocongo y
puente Alipio cada mañana.
RUMBO AL SUR
En el caso del matrimonio citado
párrafos arriba, ellos abordan, algunas veces, una miniván que les cobra en
temporada baja desde 15 soles. La cifra puede incrementarse con la demanda. De
este modo, en un solo día, en ida y vuelta, por cada uno gastan más de 30
soles. “Nos dan un bono de movilidad que cubre gran parte del pasaje”,
contaron.
Otros escogen abordar los buses
interprovinciales, cuyos pasajes pueden oscilar entre 8 y 40 soles. Hay quienes
optan por viajar en autos más pequeños o taxis, camionetas o incluso en buses
piratas o motos. Estas unidades recogen y dejan pasajeros en medio del camino,
lo que representa un riesgo para conductores y peatones.
¿Dónde abordan todo este tipo de
transporte informal? De acuerdo con los reportes de las intervenciones, el
paradero informal por excelencia es la altura del puente Atocongo, en el
distrito de Surco. Otros puntos críticos son los alrededores del terminal
Molina (San Luis) y el puente Benavides (Surco).
“Varias de estas minivanes, por
ejemplo, tienen miles de papeletas y la autoridades no logran intervenirlas.
Urgen los operativos”, declaró a este diario el experto en transporte Octavio
de la Barra.
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