(VÍDEO) La música y la cultura afroperuana de la costa
del Pacífico, quizá una de las más desconocidas de las músicas negras de
América, fue socialmente silenciada hasta mediados del siglo pasado. Una de las
responsables de su puesta al día es la ganadora de un Grammy, SUSANA BACA, que
ha recorrido la costa peruana recogiendo toda la tradición musical negra.
En la boca de la cantante Susana Baca se pinta una amplia
sonrisa cuando rememora su infancia en el distrito limeño de Chorrillos. En el
barrio se entretejen los recuerdos de una de las mejores etapas de su vida,
cuando la música "se le metió en las venas".
No podía ser de otra forma. Hija de padre guitarrista y
madre bailarina aprendió mucho de sus tías "que eran gordas y cantaban con
voces extraordinarias a lo Aretha Franklin". Ese sonido rítmico marcado
por la percusión y el movimiento se escondía en los callejones del barrio de La
Victoria.
Estos rincones, que el documental muestra de cerca con
impactantes planos aéreos, son verdaderos santuarios vivos de la música
afroperuana, dónde las tías entradas en carnes enseñaron a la niña Susana que
en su juventud cantaban y bailaban en el campo, a falta de radio y televisión.
De esta mixtura folclórica nacen los Panalivios:
"danzas de trabajo en el campo que se recuerdan desde siempre", y que
la solista interpreta a menudo con emoción.
¡Pum, pum, pum¡ así suenan los graves
La melodía afroperuana es fruto puro del mestizaje. Es un
árbol que crece amparado en tres raíces: la música hispana, los sonidos
indígenas y la herencia de los ritmos de los africanos esclavizados.
Un ritmo "negro" extendido por la costa de Perú
(conocida como la 'costa negra') que fue socialmente silenciado hasta mediados
del siglo pasado. Quizás como una paradoja del destino, a cambio de la pasada
represión, los sonidos africanos han resistido y florecido a través del tiempo.
La mezcla también desembocó en nuevos instrumentos: el
tambor de África pronto se transformó en el característico cajón, originario de
las comunes cajas de embalaje.
"¡Pum, pum, pum¡, de abajo se sacan los graves,
cambiando la forma de la mano y tocando la parte de arriba los agudos",
explica ante la cámara el músico Rafael Santa Cruz, sobre la forma correcta de
dar " toques" al cajón. Un instrumento al que "se le puede sacar
sonido desde cualquier parte".
Los sonidos africanos han resistido a través del tiempo
Para Susana Baca estos "toques" marcarían su
vida y se convertirían en el leit motiv de su misión: recuperar estos ritmos
negros perdidos en los rincones más recónditos de todo Perú. Acompañada de su
marido y representante, Ricardo Pereira, recorrieron durante once años toda la
costa del país investigando y rescatando las antiguas canciones.
El resultado de esta aventura se plasmó en la creación
del llamado Instituto Negro, dónde se depositarían parte de los materiales
recopilados. La institución tuvo que cerrar pero como cuenta la propia cantante
en el documental de Patricia Ferreira: "Se logró crear el puente de
filigrana para continuar la música".
Comentarios
Sin duda al compañero de tu vida y gran amante de la música peruana.
Mis mejores deseos
Zelmira Aguilar
Sin duda al compañero de tu vida y gran amante de la música peruana.
Mis mejores deseos
Zelmira Aguilar