En resumidas cuentas, el presente es lo que es, no lo que ya fue ni lo que será. De mis épocas filosóficas recuerdo aquello de que el presente es el pasado actualizado. El pasado, pues, cuenta, y mucho. No me meteré ahora en honduras, que ahí están con Micheletti, combatido desde afuera, pero no tanto, protegido desde afuera, pero no tanto, y con Zelaya, malaya, parece que las cosas son también medio ridiculetti.
Volvamos al tema del pasado, del que es fácil abjurar, y al que deberíamos ver con más cuidado, porque en el que nos formamos, y al futuro, como lo imaginamos y que conforme a tal idea trazamos nuestras proyecciones. Puede ser que nuestra idea no coincida con cómo se haga presente el futuro, entonces, de nuevo y a acomodarse, salvo que se nos dé por negar la realidad y quererla ajustar a lo que pensamos que debe ser.
Me pienso como una generación de tránsito. Todas están transitando, se dirá, pero es que a la mía le tocó ver cambios notables, drásticos, conmovedores. Aquello que pensamos que llegaría, no llegó, pero ya no podíamos regresar, el pasado había desaparecido, mucho había dejado de ser. ¿Estoy contando una película de ficción? Nada que ver, es realismo, algo chato, pero realismo.
Deambulo entre los párrafos. No importa, es domingo por la tarde y tengo que resolver la contraportada del libro EL CUY. Todas sus aventuras, también las correcciones, las portadillas, los créditos, la carta del autor, la diagramación… Todo el resto ya está listo para entrar en prensa.
Volvamos al tema del pasado, del que es fácil abjurar, y al que deberíamos ver con más cuidado, porque en el que nos formamos, y al futuro, como lo imaginamos y que conforme a tal idea trazamos nuestras proyecciones. Puede ser que nuestra idea no coincida con cómo se haga presente el futuro, entonces, de nuevo y a acomodarse, salvo que se nos dé por negar la realidad y quererla ajustar a lo que pensamos que debe ser.
Me pienso como una generación de tránsito. Todas están transitando, se dirá, pero es que a la mía le tocó ver cambios notables, drásticos, conmovedores. Aquello que pensamos que llegaría, no llegó, pero ya no podíamos regresar, el pasado había desaparecido, mucho había dejado de ser. ¿Estoy contando una película de ficción? Nada que ver, es realismo, algo chato, pero realismo.
Deambulo entre los párrafos. No importa, es domingo por la tarde y tengo que resolver la contraportada del libro EL CUY. Todas sus aventuras, también las correcciones, las portadillas, los créditos, la carta del autor, la diagramación… Todo el resto ya está listo para entrar en prensa.
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