EL PERIODISTA DE AYER Y DE HOY

Sin medios de comunicación estaríamos condenados a vivir en la oscuridad y la mordaza, no en la sociedad de la información y el conocimiento. El periodismo fue concebido desde sus orígenes como canal de la libertad de expresión contra los abusos del poder político y económico.
En medio de los festejos por el Día del Periodista que se celebra por estos días, comprobamos que aún quedan sabandijas con ganas de cercenar la libertad de expresión, que es el principio básico de la democracia: el intercambio de las ideas de sus ciudadanos e instituciones.
Me pregunto: ¿Qué sociedad tendríamos si desaparecieran los medios de comunicación? Los corruptos y dueños del poder harían de la administración pública su negocio redondo. Ahora mismo, contando con medios que fiscalizan a los gobernantes, salta pus por todos lados en las instituciones.
Los medios de comunicación han sido durante largos decenios un recurso de los ciudadanos contra el abuso del poder. En efecto, los tres poderes tradicionales –legislativo, ejecutivo y judicial– pueden confundirse y cometer errores. Mucho más frecuentemente, por supuesto, en los Estados autoritarios y dictatoriales donde el poder político es promotor de todas las violaciones y todas las censuras.En ese contexto, los periodistas y los medios de comunicación han considerado deber prioritario denunciar las violaciones a los derechos humanos, cierre de redacciones, atentados y asesinatos, como ocurre en Colombia, Honduras, Argentina y Perú.
Durante largo tiempo se habló del “cuarto poder”. Ese “cuarto poder” tenía vigencia, en definitiva, gracias al sentido cívico de los medios de comunicación y al coraje de los periodistas, al servicio de los ciudadanos para criticar y rechazar decisiones injustas e incluso criminales. Era, como se ha dicho a menudo, “la voz de los sin voz”.
Con la globalización, las empresas mediáticas se ven tentadas de conformar grupos para reunir a los medios de comunicación (prensa, radio, televisión), y a todas las actividades de la cultura de masas. La cuestión que se plantea ahora es la siguiente: ¿Cómo reaccionar? ¿Cómo defenderse? ¿Cómo resistir a la ofensiva de este nuevo poder que, de alguna manera, ha traicionado a los ciudadanos y se pasó al enemigo con todas sus chivas?En la nueva guerra ideológica que impone la mundialización, los medios de comunicación son utilizados como arma de combate. La información, debido a su explosión, su multiplicación, su sobreabundancia, se encuentra contaminada, envenenada por todo tipo de mentiras, rumores, deformaciones, distorsiones y manipulaciones.
La libertad de los medios de comunicación es extensión de la libertad de expresión, fundamento de la democracia. Como tal, no puede ser confiscada por un grupo de atorrantes vendidos al poder. Implica una responsabilidad social y, en consecuencia, su ejercicio debe estar bajo el control ético de sus gremios y de la sociedad.
TRES DÉCADAS EN EL MUNDO DE LAS COMUNICACIONES

Tengo en la memoria la invitación cordial de Isaías Nicho Rodríguez e Ildauro de los Santos Camones para integrarme al Centro Federado de Periodistas de la provincia de Huaura, hoy comparto experiencia en el seno de la Asociación Nacional de Periodistas. No soy un teórico de los medios, sino un comunicador activo, un pequeño escritor que se dedica desde hace más de treinta años a recoger y difundir la información. Me gustaría dar a conocer las conclusiones a las que he llegado como resultado de mi experiencia frente a la realidad local y regional.
Antes, el periodismo era una misión, no una carrera. Hoy son incontables los jóvenes audaces que practican el periodismo sin estar completamente identificados con la profesión. Para algunos es una especie de pasatiempo que pueden abandonar en cualquier momento para dedicarse a otra cosa.Muchos periodistas podrían trabajar hoy en una empresa de publicidad, y mañana en cualquier otra actividad. El periodista de hoy es un profesional “todo terreno”, está apto para cumplir con cualquier otra oportunidad que le brinde el mercado.El descubrimiento del valor mercantil de la información desencadenó la afluencia de los grandes capitales hacia los medios. Esos románticos soñadores en busca de la verdad que antes dirigían los medios, han sido reemplazados por hombres de negocios en la región y en el país.
Todos los que frecuentan las redacciones pueden constatar este cambio. En otros tiempos, los medios estaban instalados en edificios sin tarrajeo, oficinas estrechas, oscuras y fragantes a tabaco y café, donde hormigueaban periodistas sin un céntimo, rodeados de archivos en desorden, diarios y libros.Hoy los locales de la radio y televisión son suntuosos palacios de mármol y espejos. Seductoras recepcionistas guían al visitante a través de largos corredores alfombrados. El poder está en manos de los propietarios de los grandes grupos mediáticos acariciados por gobernantes sin escrúpulos. Un publirreportaje para salvar del cadalso mediático a la ministra comprometida en la matanza de Bagua tiene precio. Una congresista que roba energía eléctrica del poste, igual.
Desde que se la considera una mercancía, la información ha dejado de estar sometida a los tradicionales criterios de veracidad y precisión. Cualquier nota sin confirmar se lanza al conocimiento de la opinión pública. Se empapan con sangre las páginas de los diarios. Queda poco espacio para las notas del desarrollo humano y la competitividad del territorio local.Ser periodista en la región es difícil, porque las autoridades de turno, no aceptan el control ni la fiscalización. Lo que quieren es pleitesía, sobonería y primeras planas para permanecer en el poder. Uno de los derechos más preciados del ser humano es el comunicar libremente el pensamiento. Ningún sabandija debe restringir la libertad de expresión.
Feliz día a todos mis colegas, con ocasión de celebrarse el 01 de octubre el Día del Periodista en el Perú.Huacho, 28/09/09(PRIMERA LINEA)