LUZ (33, Laura Caller, San Luis). Creí que estaba haciendo bien las cosas y me estaba cuidando lo suficiente para que nadie se enterara de la relación extramatrimonial que tengo, pero me equivoqué y fui sorprendida por la persona menos indicada.
Hace casi un año empecé una relación con Víctor, pues mi matrimonio fue de mal en peor porque vivo con mis suegros y estoy cansada de estar arrimada, de la falta de espíritu de progreso de mi esposo y la intromisión de mi familia política.
Las desavenencias con el padre de mis hijos fueron en aumento y terminé encontrando en la calle lo que me hacía falta en mi casa: comprensión, amor y buen sexo.
Fue así que entablé una relación sentimental con Víctor, con quien me encuentro furtivamente en cafetines y hoteles escondidos.
Pensé que nadie me descubriría, hasta que una noche tomamos un taxi, la camioneta station wagon blanca se detuvo y el taxista era el hermano de mi esposo.
Casi me caigo de espaldas, doctora, me puse tartamuda y me quedé petrificada.
Mi cuñado me vio, me saludó y siguió de largo. Esa noche no quería llegar a mi casa, pues suponía que mi esposo ya estaba enterado de todo y se armaría tremenda trifulca.
Para mi sorpresa, llegué a casa y nadie me dijo nada, pero al día siguiente mi cuñado me llamó y empezó a chantajearme.
Me pidió dinero a cambio de su silencio y si no cumplía con sus exigencias le contaría todo a mi esposo y lo convencería de quitarme a mis hijos.
Tengo tres semanas dándole dinero a mi cuñado taxista y no sé hasta cuándo soportaré esa presión.
Estoy tan estresada que hasta tengo miedo de encontrame con mi amante y lo tengo un poco abandonado.
CONSEJO Eso te pasa por sinvergüenza. Debiste pensar primero en tus hijos antes de andar en aventuras. No puedes seguir cediendo al chantaje. Si no quieres a tu esposo, entonces sepárate, pero ¡ya basta de mentiras!
CONSEJO Eso te pasa por sinvergüenza. Debiste pensar primero en tus hijos antes de andar en aventuras. No puedes seguir cediendo al chantaje. Si no quieres a tu esposo, entonces sepárate, pero ¡ya basta de mentiras!
Comentarios