POR: MARCELINO ANTONIO AGAPITO MANCO
Murió como vivió, con la fragancia y esplendor de primavera. Su natalicio fue un 16 de noviembre de 1925 (calle Progreso N° 149), hija de don Agustín Avalos Sánchez (+ 10 Oct.1983) y doña María Fermina Chumpitaz Chumpitaz (+ 23 Jun. 1984), la mayor de 9 hermanos: Otilia (+), Manuel (+), María Jesús (+), José Agustín (+), María Teódula (+), María Salome (+), Severo Efraín (+), Félix y Julia Rosa.
A esta hora María Otilia Avalos Chumpitaz ya contempla el cielo, su eterna sonrisa está cargada de esperanza, su vida es un gran ejemplo para todas las generaciones, se escribirán libros y allí estará presente, por su carisma, su apasionamiento por la mejor comida, ese magnetismo y positivismo por hacer las cosas perfectas, que llena de orgullo a todo un pueblo, que reconociendo su aporte le da el último adiós.
LA REINA DEL FREJOL COLADO, LA SOBA BRUTA Y CARAPULCRA
«Lo que se hereda no se hurta» reza un refrán, «Doña Oti» como popularmente la conocieron desde muy tierna edad, mostró curiosidad por la cocina (gastronomía), tuvo como maestra a su abuela Clemencia Sánchez Torres, una notable matriarca san antoniana, respetada por ser una maestra del arte culinario; sin embargo «Doña Oti» guardaría hasta buena parte de la adultez el tesoro de los conocimientos, se casó a los 30 años y quedó viuda a los 43 años, el destino quiso que no tuviera descendientes directos, paralelamente la sociedad ganaría una esplendida cocinera que dedicaría todo el tiempo a éste arte. El frejol Colado era una delicia para el paladar, incomparable, su urna eran los mates, cada semana santa se hacía cola «religiosamente» venían de otros pueblos a comprar el manjar y su fama creció, en paralelo la preparación de la sopa bruta y carapulcra solo eran comparado con «Doña Tila» una recia y gran cocinera maleña que también logró fama por su sabor, ambas ya cocinan para servir en la mesa celestial ¡Buen provecho ángeles!
El distrito de San Antonio – Cañete es considerado como «Cuna y capital de la Manzana Nacional o corriente, variedad San Antonio» dicha fruta incomparable en su valor nutritivo sólo se produce con esa calidad en éste pequeño distrito y tuvo su edad de oro entre 1922 – 1972, aunque se prolongó con menor producción hasta fines de los 80, sus plantas, plumas o injertos hasta hoy son un galardón que llevan los agricultores de otras latitudes buscando que igualar su calidad, por ahora ha sido imposible de quitarle el cetro. Junto a su esposo Esteban Chumpitaz Cuya (+ 1968) «Doña Oti» se dedicaba a la agricultura en sus parcelas de «Esquivilca, «El Señor de la Escala», «La Chonta», «El Callejón» y «El Monte».
Queda el recuerdo de verla «llenando jabas de manzana» a usanza de todas las mujeres de aquella época, que ayudaban a sus esposos y delineaban por categorías, empezando por «la primera» que eran unas manzanas gigantes que pesaban hasta un kilogramo.
ESPÍRITU RELIGIOSO
San Antonio es un pueblo católico por excelencia y «Doña Oti» cultivó los valores cristianos con profunda fe y amor a Cristo, por ello integró las Hermandades o Sociedades Religiosas del Señor de Cachuy, la Señora de la Resurrección, Sagrado Corazón de Jesús, Virgen del Perpetuo Socorro, la Santísima Cruz del Gremio de Pescadores, su inquebrantable fe lo llevó hasta el final de sus días a participar todos los martes a las 16:00 horas en el grupo de oración «María Auxiliadora» y a las 15:00 horas en «Los Jueves Eucarístico».
SUS AÑOS MOZOS
Hincha del Club Juventud, en la década de los años 70 «Doña Oti» fue Presidenta del Club Juventud (Voleibol) tanta era su identificación que su bella sonrisa llenaba de entusiasmo a los dirigentes y la hinchada, las faenas culinarias domingueras era común para agenciarse de recursos para el club de sus amores.
EL ÚLTIMO ADIÓS
El 28 de setiembre, aproximadamente a las 19:00 horas «Doña Oti» dejó de existir por causa natural, su vida fue el calor y alegría del verano, la serenidad y frescura del otoño, el renacer y la pujanza de invierno, nació y murió en la primavera, porque las mujeres bellas, talentosas, dotadas e integras tiene una existencia mágica en todas las estaciones. Ella fue una mujer sana durante toda su vida, pero el corazón también se cansa de tanto trajinar, llegó la hora del viaje a la eternidad. Estamos por seguro que sus compañeras del Centro del Adulto Mayor de San Antonio lo extrañarán y recordarán siempre, porque allí ancló para dejar la última huella de su vida, aquella que será imborrable.
Murió como vivió, con la fragancia y esplendor de primavera. Su natalicio fue un 16 de noviembre de 1925 (calle Progreso N° 149), hija de don Agustín Avalos Sánchez (+ 10 Oct.1983) y doña María Fermina Chumpitaz Chumpitaz (+ 23 Jun. 1984), la mayor de 9 hermanos: Otilia (+), Manuel (+), María Jesús (+), José Agustín (+), María Teódula (+), María Salome (+), Severo Efraín (+), Félix y Julia Rosa.
A esta hora María Otilia Avalos Chumpitaz ya contempla el cielo, su eterna sonrisa está cargada de esperanza, su vida es un gran ejemplo para todas las generaciones, se escribirán libros y allí estará presente, por su carisma, su apasionamiento por la mejor comida, ese magnetismo y positivismo por hacer las cosas perfectas, que llena de orgullo a todo un pueblo, que reconociendo su aporte le da el último adiós.
LA REINA DEL FREJOL COLADO, LA SOBA BRUTA Y CARAPULCRA
«Lo que se hereda no se hurta» reza un refrán, «Doña Oti» como popularmente la conocieron desde muy tierna edad, mostró curiosidad por la cocina (gastronomía), tuvo como maestra a su abuela Clemencia Sánchez Torres, una notable matriarca san antoniana, respetada por ser una maestra del arte culinario; sin embargo «Doña Oti» guardaría hasta buena parte de la adultez el tesoro de los conocimientos, se casó a los 30 años y quedó viuda a los 43 años, el destino quiso que no tuviera descendientes directos, paralelamente la sociedad ganaría una esplendida cocinera que dedicaría todo el tiempo a éste arte. El frejol Colado era una delicia para el paladar, incomparable, su urna eran los mates, cada semana santa se hacía cola «religiosamente» venían de otros pueblos a comprar el manjar y su fama creció, en paralelo la preparación de la sopa bruta y carapulcra solo eran comparado con «Doña Tila» una recia y gran cocinera maleña que también logró fama por su sabor, ambas ya cocinan para servir en la mesa celestial ¡Buen provecho ángeles!
El distrito de San Antonio – Cañete es considerado como «Cuna y capital de la Manzana Nacional o corriente, variedad San Antonio» dicha fruta incomparable en su valor nutritivo sólo se produce con esa calidad en éste pequeño distrito y tuvo su edad de oro entre 1922 – 1972, aunque se prolongó con menor producción hasta fines de los 80, sus plantas, plumas o injertos hasta hoy son un galardón que llevan los agricultores de otras latitudes buscando que igualar su calidad, por ahora ha sido imposible de quitarle el cetro. Junto a su esposo Esteban Chumpitaz Cuya (+ 1968) «Doña Oti» se dedicaba a la agricultura en sus parcelas de «Esquivilca, «El Señor de la Escala», «La Chonta», «El Callejón» y «El Monte».
Queda el recuerdo de verla «llenando jabas de manzana» a usanza de todas las mujeres de aquella época, que ayudaban a sus esposos y delineaban por categorías, empezando por «la primera» que eran unas manzanas gigantes que pesaban hasta un kilogramo.
ESPÍRITU RELIGIOSO
San Antonio es un pueblo católico por excelencia y «Doña Oti» cultivó los valores cristianos con profunda fe y amor a Cristo, por ello integró las Hermandades o Sociedades Religiosas del Señor de Cachuy, la Señora de la Resurrección, Sagrado Corazón de Jesús, Virgen del Perpetuo Socorro, la Santísima Cruz del Gremio de Pescadores, su inquebrantable fe lo llevó hasta el final de sus días a participar todos los martes a las 16:00 horas en el grupo de oración «María Auxiliadora» y a las 15:00 horas en «Los Jueves Eucarístico».
SUS AÑOS MOZOS
Hincha del Club Juventud, en la década de los años 70 «Doña Oti» fue Presidenta del Club Juventud (Voleibol) tanta era su identificación que su bella sonrisa llenaba de entusiasmo a los dirigentes y la hinchada, las faenas culinarias domingueras era común para agenciarse de recursos para el club de sus amores.
EL ÚLTIMO ADIÓS
El 28 de setiembre, aproximadamente a las 19:00 horas «Doña Oti» dejó de existir por causa natural, su vida fue el calor y alegría del verano, la serenidad y frescura del otoño, el renacer y la pujanza de invierno, nació y murió en la primavera, porque las mujeres bellas, talentosas, dotadas e integras tiene una existencia mágica en todas las estaciones. Ella fue una mujer sana durante toda su vida, pero el corazón también se cansa de tanto trajinar, llegó la hora del viaje a la eternidad. Estamos por seguro que sus compañeras del Centro del Adulto Mayor de San Antonio lo extrañarán y recordarán siempre, porque allí ancló para dejar la última huella de su vida, aquella que será imborrable.
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