Primavera WISCONSIN USA.
Son las 10.04 de la noche del día domingo 27 de mayo del
2012.
Al abrir mi página de Facebook tomé conocimiento del
fallecimiento de JUAN ROJAS RUEDA, un hombre común, como tú y yo, pero
diferente a muchos porque en su mente y corazón bullía la semilla de amor por
la gente necesitada, por la gente pobre de nuestro querido pueblo de Cañete en
particular, y de la patria entera en general.
Sí, y no hay nadie que pueda negar esta afirmación.
Al abrir la referida página encuentro una nota dolorosa,
pero escrita con fortaleza, por parte de su hijo Vladimir, y extracto el dolor
escondido tras esos trazos descritos. La noticia me afecta, porque otro más de
mi entorno añorado se ausenta y yo no estoy presente; y al discurrir mis ojos
por esos pensamientos escritos por el hijo amado recuerdo los tiempos de lucha
que asumimos juntos en Cañete Perú cuando nos unió el anhelo de que el grueso
popular militante de la izquierda unida llegase a la conducción de la patria
teniendo como cabeza al respetado Alfonso Barrantes Lingan... Tiempos de sueños puros, sinceros, transparentes,
quebrantados por la traición de unos...
Tiempos bravos también, cuando descubrimos que exaltados
y enfermizos, delincuentes terroristas estaban disfrazados dentro de ese
movimiento...
Lo recuerdo llevando siempre en sus manos un folder y
dentro de él, esos sueños escritos de
lucha político social enmarcados dentro de la ley...
Al terminar la lectura de la nota de su hijo Vladimir, he
repasado rápidamente los momentos lejanos que parecen cercanos, en que nuestros
pasos caminaron juntos visitando a los dirigentes y militantes de las diferentes bases de
Cañete, las decenas de veces en que llegaba a mi estudio para informarme que de
Yauyos u otros lugares habían sido detenidos ciertos dirigentes, a efecto
de interponer los servicios y lograr los
esclarecimientos del caso y así
conseguir sus libertades.
Fue estrecha nuestra relación, y muy respetable,
alimentada por esa influencia de ideales que el fenecido siglo inculcó a las
generaciones...
Me acordé también
del abrazo que me dió cuando me
designaron subprefecto de la provincia y sus palabras de hermano: "
Antonio, has aceptado un cargo en un momento difícil, cuídate”. Hacía alusión a la presencia del terrorismo
nefasto que imperó en la patria y sobre todo en Cañete con esos actos malditos
que paralizó el accionar de las comunas de Nuevo Imperial hacia arriba.
Lo sentí sincero, fraterno, y eso me agradó y al contestarle
que dicho cargo lo acepté de buen agrado, pues tenía que demostrar que mi
posición política estaba muy lejos de la de los enemigos de la paz, se sintió
tranquilizado.
Yo trasunto estas líneas porque un amigo, no puede
ignorar la muerte de quien en su pueblo significó una presencia importante;
sería desleal y traicionaría la causa de
la fraternidad que debe extenderse entre los que se van y los que quedamos. No
quiero ser como muchos que decían ser del movimiento y a la hora de la hora
traicionaron el ideal y muchos de los cuales están tras un escritorio
comiéndose buenos sueldos y sin decir, esta boca es mía; apertrechados cuales
burócratas permanecen -en silencio- medrando el erario de alguna entidad...
No, yo no quiero aparecer silencioso ante esta partida de
un hombre que siguió en la lucha, haciendo de su palabra praxis.
Reconozco que aún cuando pudo haber tenido errores, como
yo, tú, dado que la labor del líder es tarea difícil, LOS SUPO CORREGIR, PUES
JAMAS LO VI NI LO CONOCI SECTARIO; Y, lo más significativo no se apartó de los
necesitados.
Que tuvo detractores, los tuvo, como los tengo yo, y tu,
pero ello no le amedrentó ni lo separó de ser útil, en el recojo de los gritos
del hombre marginado...
Aún en la lejanía observo su inquietud como luz, como
lumbrera, como faro, que estoy seguro en momentos tristes como este, será recogida por las nuevas
generaciones de hermanos de la zona sin odios ni rencores y verán en el
una huella digna de seguir. Y esto es
una necesidad frente a los nuevos esquemas geopolíticos organizados en la
estructura nacional, ante los diversos problemas que no se han resuelto en este
nuevo devenir bajo el imperio de la configuración regional, que hace urgente la
tenencia de nuevos cuadros dirigenciales que unifiquen esfuerzos enterrando
protagonismos baratos y efímeros.
Sabemos que la mies es mucha, en Cañete y la región Lima, pero también,
que hay ausencia de obreros que dirijan su recojo. OREMOS PARA QUE DIOS MANDE A
ESA NUEVA DIRIGENCIA QUE TRABAJE EN GRUPO, CON VISION CLARA EN LOS OBJETIVOS, Y
TODO POR LOS MISMOS SUEÑOS DE QUIENES ENTREGARON SUS VIDAS A LA CAUSA MAS
SAGRADA, QUE UN HOMBRE PUEDE ABRAZAR :
LA DEFENSA DE LOS POBRES.
JUAN ROJAS RUEDA, HERMANO AMIGO; AMIGO HERMANO, DESCANSA
EN PAZ.
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