Nació en la
hacienda Unánue de Cañete y tuvo amistad con Pedro Beltrán, el dueño de la
prensa que era de San Vicente. Doña Evarista Bravo Arizaga es una ilustre
cañetana que llega a los cien años de vida rodeada del amor y respeto de
familiares y amigos; cinco generaciones celebran la vida alrededor de esta dama
centenaria.
SIEMPRE VIVIÓ EN
EL CAMPO
Doña Evarista pasó
gran parte de su vida en el campo. Ella estudió solo primaria (como la mayoría
de las mujeres peruanas). Tuvo 15 hijos, la primera de ellos a los 19 años de
su primer compromiso, se llama Angélica Herrera Bravo, quien actualmente tiene
81 años. Los 14 hijos restantes los tuvo con su esposo Román Lévano Cabrera, un
chinchano que mantuvo la numerosa familia dedicándose a la agricultura y la
mecánica.
De los 15 hijos
fallecieron 6; actualmente tiene 54 nietos, 47 bisnietos y 12 tataranietos.
Como buena cañetana, doña Evarista gusta de los tamales y los frijoles; según
refieren sus familiares era buena cocinera y preparaba deliciosos picarones,
anticuchos, carapulcra y sopa seca. Pero un dato adicional, ella atribuye el
secreto de su longevidad a "no haber sido celosa".
Fue excelente
bailarina de landó, guarachas, mambos y boleros; gustaba de ir a los ríos para pescar
camarones.
MÁS ALLA DE LAS
CANAS contactó con la familia de doña Evarista para comentar algunos detalles
de su longevidad, cuyo audio completo compartimos. Nuestro agradecimiento a
Luis Tipacti Melgarejo por el apoyo en la cobertura de la nota.
Comentarios