Denis Merino
Redacción
Al celebrarse hoy el Día de la Canción Criolla, José Lalo Izquierdo,
estudioso de la Música peruana y uno de los fundadores de la agrupación de
danzas afroperuanas Perú Negro, afirmó que fueron los esclavos traídos en barco
desde África los que durante su travesía crearon el cajón peruano, hoy
acompañamiento de orquestas y cantantes de diversos países y que se usa hasta
en España, a donde fue llevado por Paco de Lucía.
SAN LUIS DE CAÑETE
“Cañete le dio
importancia al cajón peruano. En la hacienda Arona, con arpa y cajón, crearon
el Son de los Diablos. Hay que tener presente que de Cañete son Caitro de la
Colina, los Vásquez, Ronaldo y Lucila Campos y muchos otros. Ahora tenemos la
Escuela Municipal de San Luis de Cañete, que forma valores en la música afro
desde muy niños.”
Tal hecho abona a
la teoría del compositor Manuel Acosta Ojeda, quien afirma que fueron los
negros los pioneros de la Música criolla.
Durante su
exposición “Instrumentos musicales afroperuanos”, efectuada en el auditorio del
Museo Nacional de Antropología, Arqueología e Historia del Perú, de Pueblo
Libre, Izquierdo afirmó que para los negros todo objeto se convierte en
instrumento musical, hasta una caja de fósforos (como lo demostró) y en último
caso hasta los pies y las manos y en algunos países del África, al movimiento
de manos y pies se añaden sonidos guturales.
“Los negros
esclavos para calmar sus tensiones del viaje usaban los cajones que envolvían
mercaderías, que eran grandes y rectangulares, que con el tiempo se fueron
achicando.”
Dijo, igualmente,
que la silla, como primer mobiliario de los moradores de los antiguos solares o
callejones, también fue y es un instrumento musical, de lo que hizo también una
demostración.
“En Lima se
vivieron estas fiestas de negros en las zonas de Naranjal, Puente Piedra,
Infantas, Chuquitanta y en el Callejón del Buque de La Victoria. Lo viví además
en el Rímac. Nuestra Música no solo es para divertir o hacer cultura, sino
además una forma de contar nuestra historia”.
ALCANCÍAS
Sobre otro
instrumento de percusión, como es la cajita, explicó que se origina en las
alcancías de las iglesias, en las que la gente depositaba sus limosnas.
“Después de vaciarlas percutían las tapas, luego se le añadió una especie de
martillito para facilitar su uso”.
En cuanto a los
tambores, Izquierdo precisó que para los negros eran medios de comunicación a
distancia, pero al ser prohibidos, recurrieron también a la madera.
Izquierdo se
refirió, asimismo, a las quijadas de burro y a otros instrumentos ya
desaparecidos o casi en desuso, como el checo. “Cuando fundamos Perú Negro, en
1969, usamos congas y bongós, pero fue por la premura del tiempo porque son
instrumentos Caribeños que no corresponden a lo peruano”.
Al reivindicar la
cultura negra, señaló que cuando los negros llegan al altiplano adoptan
determinadas manifestaciones andinas y le añaden ritmo africano, de donde sale
el atajo de negritos. “Sin saber leer ni escribir, en el norte peruano crearon
las cumananas y décimas, que son octosílabos”.
CAPITAL DEL ARTE
NEGRO
Por su parte,
Santiago Venturo, otro conocedor de las raíces afroperuanas, aseguró que todo
el que nació en Cañete es afrodescendiente y por lo tanto heredero del ritmo
negro, por lo que la ciudad ostenta el nombre de “Capital del arte negro”.
“El negro se ha
ido recurseando para hacer Música, como bien decía Nicomedes de Santa Cruz, que
tocaba cajita, y hasta se puede utilizar una máquina de imprenta para hacer
ritmo. Recuerdo que de niño en mi tierra, San Luis de Cañete, jugaba con una
lata de manteca imitando la melodía de las procesiones. Asimismo, tengo en la
memoria la Música que de algunas casas arrancaban de los asientos de triplay de
las sillas venecianas”.
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