En nuestra localidad la
infraestructura del agua se encuentra administrado por la Junta de Usuarios y
sus comisiones de regantes (en lo rural), y por EMAPA (en lo urbano y pequeños
poblados).
La demanda por el recurso
hídrico es una constante diaria, no sólo por su uso doméstico, sino también por
su utilidad agropecuaria; sin embargo, la gestión por su eficiente distribución
es un tema sin mayor relevancia, mientras los usuarios cancelan millones por su
aprovechamiento.
Catalogados como “Valle
Bendito” por la constancia de las aguas de nuestro río, transcurren los años,
sin que las autoridades, las organizaciones, y la empresa presenten una agenda
clave en su administración, quizás creyentes de la idea que tal riqueza siempre
nos será favorable.
Por un lado, la empresa local
del agua, sobrevive gracias a la inversión pública que desarrolla el ministerio
de sector, como los gobiernos regional y municipal. Cada año, las cifras de su
balance arrojan pérdidas, o cifras azules decepcionantes.
De la misma forma, la empresa
subsiste por los usuarios y sus pagos mensuales, y por un presupuesto que sólo
le sirve para pagar personal: ¿una empresa que no invierte, ni se comporta como
tal, acaso es rentable y merece seguir auspiciada con nuestros tributos?
En el ámbito rural, la junta
de usuarios administra la infraestructura de riego en nuestro valle, acompañada
de las comisiones de regantes, quienes extraen de la famosa “mita”, el ingreso
que les permite pagar burocracia, y en alguna medida limpiar los canales:
¿Después de las bolsas de cemento que entrega la gestión regional, tal
organización de usuarios de agua ha realizado una importante inversión a favor
de los agricultores?
La administración del agua en
Cañete adolece de un real liderazgo, y eso es nefasto, porque justamente lo que
requiere nuestro principal referente hídrico es gestores, y no gente que se
llene los bolsillos, y maquine para enraizarse en cargos por las dietas y
comisiones.
Si la empresa requiere un
cambio de directores, que sea por su salud, y no por gollerías de sus
municipios accionistas. Lo mismo, debe exigirse a la región, colegios
profesionales, y universidades que también designan sus representantes.
En ese enredo, la junta de
accionistas ni siquiera se reúne para abordar su problemática, ni poner plazos
a sus actuales directores para el diseño de una política empresarial que se da
en otras provincias.
La junta de usuarios se
sacudió hace unas semanas de su anterior gerente, que ni los agricultores
conocían, y que por años tampoco entregó un esquema de trabajo concreto, y eso
que por sus manos pasaron millones.
Se tenían previstas elecciones
en el mes de mayo para cambiar a los directivos, pero el pasado 02 de febrero,
el gobierno generoso de Humala amplió la convocatoria hasta el mes de octubre.
Qué más da, ¿les interesa
promover la agenda del agua en lo urbano y lo rural?
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