Por Vladimir Alexander Rojas Hinostroza
La desidia por no avanzar en la organización y restablecer la unidad,
la violencia empleada para “exigir” puestos de trabajo, las denuncias de
chantajes a empresarios, el asesinato de dirigentes, la falta de bolsa de
trabajo, son los principales temas que desbordan el debate cuando de
“Construcción Civil” se habla.
Transcurren los años, y la alternativa de solución a dicha problemática
sigue siendo esquiva en nuestro Valle, y que mejor muestra de ello, con la
reciente “reunión” de algunos “sindicatos intransigentes” en consensuar la mano
de obra para la construcción del Hospital Regional.
El escenario se repite: la presencia de autoridades, y un gremio
preocupado por trabajar, en cada ocasión cuando de “inversión pública” se
trata; pero se sigue perdiendo el tiempo y generando costos, por no hallar la
“fórmula” que permita evitar conflictos, y tantas “mesas de diálogo” para cada
proyecto que se pone en marcha.
Sin embargo, en el campo educativo no vemos una similar participación:
¿hace cuánto tiempo que nuestras autoridades y construcción civil no se reúnen
para evaluar la infraestructura donde estudian sus hijos? Quizás nunca se hayan
reunido, olvidando que tan importante es trabajar, como conocer las condiciones
donde estudian sus hijos.
Lo anterior se torna imprescindible en estos momentos, cuando el
Ministerio de Educación ha decidido suspender el Programa de Mantenimiento
Preventivo de colegios, una suerte de “caja chica” que recibían los directores
para arreglar baños, ventanas, puertas, armarios, rajaduras en paredes, entre
otros. Este 2013 no llegará tal presupuesto.
Hasta la fecha, la Dirección Regional de Educación no se pronuncia
sobre este infortunio, ni conocemos de algún pedido para buscar un presupuesto
que se requiere ad portas de iniciar las labores educativas en el mes de marzo.
Además que la mano de obra está ahí, y sería justo que los sindicatos
establezcan un “tarifa social” a sus labores por el bien de sus propios
infantes.
Si ese binomio entra en funcionamiento, la UGEL 08 y los municipios
distritales podrían sentar las bases para diseñar la “fórmula” que evite el
reiterado malestar que expresan en las calles y en las “obras en ejecución” los
que integran Construcción Civil: Cada localidad contaría con un registro de
trabajadores para atender el mantenimiento de la infraestructura de los
colegios en sus jurisdicciones.
Aún recuerdo a un Fabio Carbonero y varios amigos obreros que por
razones de proyección social, se enrumbaron sin fines de lucro a mejor algunos
ambientes en la IEP 20189: Una clara lección de compromiso social del sindicato
en construcción civil que no puede quedarse en el olvido.
Regresando a la alternativa: Si cada distrito manejara su bolsa de
trabajo, sensibilizada con sus gremios sindicales, los enfrentamientos entre
sanvicentinos e imperialinos, sanluisinos y cerroazulenses se desvanecería,
porque en cada localidad ya existiría un orden, y la autoridad no se dejaría
pisar el poncho como suele ocurrir.
Todos buscamos nuestro progreso, pero a veces se debe ceder, para hacer
primar el interés colectivo, al interés privado o sindical.
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