Por Vladimir Alexander Rojas Hinostroza
Sentimientos encontrados me embargan cuándo de Hualcará escribo. Con “Juan
Pueblo” decíamos a sus damnificados las desventajas que enrostrarían si
renunciaban a los años de posesión sobre sus viviendas, y en esa apuesta por la
verdad, este humilde servidor recibió de premio una “marcha” promovida por una
“miseria empresarial”.
Desde aquella promesa del “festín de naranjas” anunciada por el pérfido
Alan García en octubre del 2007, han transcurrido más de 5 años sin que ninguna
autoridad estrene la “ciudad emblemática” que se edificaría en dicha localidad.
Ya pasaron más de 5 años, y decenas de familias aún quedan sin recibir
vivienda alguna, pese a que entregaron sus bonos 6000 para la construcción de
moradas, cuya entrega les fue esquiva por la desesperación y la indebida
distribución del “patrón de Hualcará”.
Ya pasaron más de 5 años, y un terreno informal dónde existía el centro
poblado, o llamada “ranchería” por los lugareños, se convirtió en terreno
privado, gracias a la celeridad con que Raúl Ramos se movía en la gerencia de
obras de la MPC como en registros públicos; y para perpetrar tal objetivo,
enarbolaba la bandera de la donación del terreno, que aún no se formaliza en la
vía notarial.
Ya pasaron más de 5 años, y la empresa Helene SAC, socia caritativa de
los Ramos Buzaglo, recibió el terreno privado para construir 100 viviendas con
dinero del Estado, obligándose a titular a los damnificados, sino el predio
revertía a favor de la empresa familiar. Hasta el día de hoy no entregan
ninguna escritura pública a los pocos beneficiarios.
Ya pasaron más de 5 años, y ante tal realidad, ni a la “empresa
familiar” le interesa solucionar la problemática actual, y la MPC visita
Hualcará porque quiere arreglar su estadio, como si no existiesen urgencias
apremiantes de atención en lo que fuera un centro poblado.
Ya pasaron más de 5 años, y la cláusula de reversión del terreno podría
ejecutarse en cualquier momento, y la inversión pública realizada con fines
altruistas, pasaría a manos privadas, lo que constituiría una apropiación y
enriquecimiento indebido, que ningún congresista nuestro investiga, ni nadie se
digna en denunciar.
Ya pasaron más de 5 años, que los medios de comunicación no hablan de
Hualcará, como lo hicieran cuándo se ejecutaba el proyecto de agua potable y
alcantarillado con dinero proveniente del gobierno central. En ese entonces, se
disponían de “fichas” para el grupo de comunicadores leales a Erly Lázaro, que
hoy anda por Huacho, tierra de la hospitalidad, según sus amigos para
“gerenciar”.
Ya pasaron más de 5 años, y como en aquella oportunidad, no puedo dejar
de comentar y fustigar la actitud de un “empresario infame”, como la actitud
pasiva y tolerante de mis paisanos de la tierra del gran “Lolo Fernández”.
No puedo dejar de sentirme indignado de las precarias condiciones que
aún persisten en decenas de familias, que creyeron en un proyecto, pero que hoy
son desviados a una notaría, para que entreguen 300 soles por una minuta,
mientras que a otros les dicen ya no hay más plata para construir viviendas.
A todo esto, ¿dónde están nuestras autoridades?
Comentarios