En un mundo tan diverso como
éste, son válidas todas las interpretaciones, pero en Chilca las consecuencias
de las miradas distintas pueden ser letales. A la empresa Fénix Power no se le
ocurrió mejor lugar para establecer su central termoeléctrica que a orillas del
mar. Donde hubo un concurrido balneario ahora se yergue una gigantesca planta
de gas. La primera infracción de la empresa es contra los ojos.
Pero Fénix Power no solo
atenta contra la belleza paisajística: su establecimiento en Chilca tiene una
serie de cuestionamientos que una parte importante de sus pobladores no se
cansa de advertir.
La relación entre Chilca y el
gas se remonta a ocho años atrás. A partir del 2005, el gobierno ha venido
otorgando una serie de autorizaciones de estudios, concesiones y
certificaciones ambientales a diversas
empresas para la construcción de termoeléctricas en Chilca, algunas de
ellas con ínfimos patrimonios, ninguna experiencia en generación de energía
termoeléctrica y serias limitaciones técnicas para cumplir con los términos de
las concesiones. Algunas licencias fueron canceladas; otras no.
Cruzando la Panamericana Sur,
vía que divide Chilca, funcionan cuatro termoeléctricas (Kallpa, Edelsur,
Termochilca y Las Flores). Todas ellas se instalaron en un territorio que no
les correspondía, ya que la zonificación es para uso agrícola y no industrial.
El caso de Fénix Power es el
más alevoso. Ellos decidieron cruzar la carretera y colocarse a la vera del mar
y a unos pasos de las lagunas medicinales. Según la zonificación municipal, ese
territorio está destinado para uso
turístico, asunto que no parece ser la especialidad de la empresa. A no
ser que los dueños de Fénix Power puedan demostrar el propósito recreacional de
la amalgama de tubos de gas.
“Esta zona se considera
reserva natural y es intangible. No es posible que junto a estas lagunas se ubique
un megaproyecto de industria pesada como Fénix Power”, señala Milagros
Mimbella.
Milagros es presidenta del
Frente de Defensa del Patrimonio Cultural Ecológico y de las playas del
distrito de Chilca. Ella ha recorrido todas las entidades del Estado que tienen
que ver con temas ambientales denunciando lo que considera una agresión contra
su medio de vida, pero no la han escuchado.
A pesar de sus quejas, los
pobladores se han resignado a convivir con las termoeléctricas del otro lado de
la carretera, pero no están dispuestos a tolerar la planta que ha originado el
cierre de la playa Yaya este último verano.
De acuerdo con las normas
vigentes, una planta de gas como la que construye Fénix Power debe instalarse
en un área en la cual no habite gente en un kilómetro a la redonda. Sin
embargo, a pocos metros de la edificación, en la playa Yaya están las casas y los
negocios.
La Municipalidad de Cañete se
opuso desde el inicio al funcionamiento del proyecto en la playa, porque
atentaba contra la zonificación. Desde el año 1995 está vigente una ordenanza
de zonificación emitida por la Municipalidad
de Cañete. A pesar de ello, la Municipalidad Distrital les dio el permiso. Javier Alvarado, el entonces
alcalde provincial de Cañete, se plantó y fueron a litigio. Ahora que vemos la
planta de gas viva y coleteando, sabemos que ni la ley, ni la razón ni el
sentido común pudieron imponerse. (Actualmente el ex alcalde de Cañete es
Presidente Regional y ya no habla del tema.)
Las razones de la buena
disposición de la municipalidad distrital para cambiar la zonificación de la
playa puede estar en el convenio que realizó con la Empresa EG Chilca (a quien
Fenix Power le tomó la posta del mismo proyecto) mediante el cual la empresa le
dio 400,000 soles a la municipalidad para que realice una serie de obras de
infraestructura, a cuenta de sus futuras obligaciones tributarias. ¿Se debe
aceptar este tipo de “adelantos” a una empresa a la cual se pretende
fiscalizar?
Pero no solo es
responsabilidad de las autoridades locales. Las empresas de gas encontraron a
un Estado con las puertas abiertas de par en par. No debe dejarse de lado que
la empresa EG Chilca fue el tercer financista de la campaña municipal de Perú
Posible en el año 2006.
CHACRAS (MUY) HUNDIDAS
La zonificación territorial no
es lo único que vulnera Fénix Power. Chilca es un lugar de una riqueza
histórica singular: ¿A alguien le suena familiar el hombre de Chilca? A los
arqueólogos sí; y bastante. El primer agricultor peruano y de toda América del
Sur que tiene registrada la historia fue chilcano, con una antigüedad de 4.000
años a.C. Los primeros chilcanos desarrollaron una tecnología que aún hoy causa
admiración y forma parte del patrimonio nacional. ¿Cómo pudo florecer en una
zona desértica una pujante agricultura?
“Históricamente hay una
tecnología agrícola que se desarrolló en la zona y que se usó en las chacras
hundidas. Viendo que no hay lluvias en la costa, y dado que por el río Chilca
no viene agua sino una vez cada siete u ocho años, lo que hicieron fue extraer
capas de la arena que cubre el suelo, hasta llegar al subsuelo. Cuando se está
ya muy cerca de la napa freática, el agua tiende a subir por el calor del sol
durante el día. Al subir humedece el suelo, de manera que se puede sembrar en
ese terreno y las raíces se nutren de esa humedad. No hay ningún cronista que
deje de mencionar lo asombrosas que eran las chacras de Chilca, en las que se
producía una gran cantidad de maíz. Obviamente, estamos hablando de tiempos en
los que no había pozos de los que se extrae el agua de manera mecánica”, explica
el arqueólogo Manuel Aguirre.
En virtud de ello, Chacras
Hundidas fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación en septiembre del año
2000. Doce años después, tuberías de gas atraviesan el largo y ancho patrimonio
peruano.
La legislación sobre
patrimonio cultural exige que para hacer una obra de esas proporciones se
requiere de un certificado de inexistencia de restos arqueológicos (CIRA).
¿Cómo hizo la empresa? Por
partes y con astucia, según señala Manuel Aguirre, quien además de ser un
especialista en la cultura Chilca, ha vivido diez años en el pueblo:
“La trampa consiste en lo
siguiente: si yo presento un proyecto de evaluación arqueológica para obtener
un CIRA, lo tengo que presentar integralmente. Es decir, no solamente señalo
dónde sería instalada la planta, sino todas las obras conexas: los caminos de
acceso hacia la planta, por dónde van a estar instaladas las torres que van a
evacuar la energía y por dónde voy a traer el gas”.
¿Qué hizo Fénix Power?
Contrató solo un solo arqueólogo para hacer el proyecto de evaluación
arqueológica de la zona de la planta. Como es una zona de playa y casi no hay
restos, encontraron algunos conchales y desechos de marisqueo de pesca. “Y
después, cuando pretenden concluir la obra, presentan un proyecto
complementario para los accesos y excavan sobre toda la zona por donde va a
venir el ducto. Esa franja por donde han hecho la excavación ha cruzado toda la
zona intangible y la ha partido”, remarca Aguirre.
El arqueólogo también se
refiere a que la ley faculta al ministerio a que otorgue un permiso para hacer
una arqueología de rescate, si es que se trata de una obra de interés nacional.
Ese rescate debe ser financiado por la empresa y realizado por arqueólogos
profesionales. Pero para ello tiene que haberse terminado de levantar la
evidencia arqueológica. Aguirre manifiesta: “Lo han realizado solo en el ancho
del ducto y no han tomado en cuenta que hay un camino de servidumbre al costado
que también ha sido afectado”.
El prodigio de las chacras
hundidas consiste en convertir un terreno árido en frondoso. Chilca es un
desierto, la carencia de agua es una condena que marca su historia. Las
enfermedades estomacales que padecen sus habitantes son producto de esta
escasez. En los centros poblados el agua llega dos horas al día; cuando llega.
El pueblo depende de los camiones cisternas que los proveen de agua cara y
muchas veces insalubre. Desde hace años, la Autoridad Nacional del Agua ha
prohibido la construcción de pozos, una de las principales formas que tenían
los agricultores de mitigar esta carencia y realizar su actividad productiva.
Sin embargo, otra parece ser
la política con las empresas gasíferas. Kallpa cuenta con autorización para
tener dos pozos de agua. Lo extraño del asunto es que una de las autorizaciones
es para uso agrícola, actividad que no realiza.
UN CUESTIONADO EIA
Dicen que todo lo que mal
empieza, mal acaba. Ésta no parece ser la suerte de Fénix Power. Empezó pésimo,
pero si el Estado sigue sin atender las demandas de los chilcanos, todo hace
indicar que acabará muy bien.
El proyecto de Fénix Power se
inició con un Estudio de Impacto Ambiental (EIA) trucho, que ni siquiera fue
realizado por ellos sino por la empresa EG Chilca, la antecesora de Fénix
Power. Esta empresa presentó al Ministerio de Energía y Minas un EIA que les
fue devuelto con más de 90 observaciones. La más escandalosa era que el Estudio
presentado correspondía a un proyecto minero que nada tenía que ver con la
extracción de gas. ¡Replop!
(En uno de sus talleres
informativos, la empresa repartió el EIA a varios pobladores. Éstos se
sorprendieron al ver un documento con correcciones. En las “marcas” aparecía
tachado el nombre de Pampas de Cobre y sobrescrito el de EG Chilca.)
El MINEM también se dio cuenta
del gazapo y observó: “En general se ha encontrado que el EIA es la modificación
de un EIA de actividad minera, principalmente en los capítulos del marco legal
y plan de manejo ambiental (están orientados a la minería), lo que hace notar
la poca seriedad con que se ha elaborado el EIA en mención”. Al parecer, en
este caso lo cortés les quitó lo valiente, pues, a pesar de esta burla, el EIA
fue aprobado y es actualmente usado por Fénix Power.
No fue la única observación
acerca de la legitimidad del documento. También señaló: “De la realización de
los talleres informativos y la Audiencia Pública podría concluirse que los
profesionales que han participado en la elaboración del EIA no son los mismos
que lo han suscrito. Aclarar al respecto”. (EG Chilca lo negó.)
Al final, la empresa EG Chilca
tuvo que abandonar el proyecto: al no lograr cumplir con la construcción y
funcionamiento de la termoeléctrica, el Gobierno les canceló la licencia. La
empresa estadounidense Fénix Power tomó la posta y empezó a trabajar con el
mismo EIA de la empresa EG Chilca, es decir, con un Estudio realizado cinco
años antes, cuando no existía ninguna termoeléctrica en funcionamiento. En esos
cinco años muchas cosas habían cambiado en Chilca, y se necesitaba un nuevo
estudio ambiental.
Milagros Mimbella también se
queja de que cuando Fénix Power retomó el proyecto de EG Chilca, desconoció los
compromisos de sus antecesores, que consistían en hacer pistas, veredas y una
serie de mejoras para la comunidad.
QUEJIDOS DE SIRENA (CRÓNICA DE
UNA VISITA A LA PLAYA YAYA)
Las condiciones parecen estar
pintadas para hacer que el pueblo de Chilca no solo consienta sino que necesite
de la termoeléctrica. La escasez de agua no es un problema irresoluble. Es el
Estado el que no ha hecho nada por viabilizar el proyecto para hacer el
trasvase de agua del río Mala y desviarlo a la cuenca de Chilca. Por eso las
promesas de la empresa de desalinizar el agua les suenan muy bien a algunos
habitantes de Chilca. Para otros son cantos de sirena.
Pero las mismas sirenas
tampoco tendrían mucho espacio en Chilca. Los pescadores se quejan de que la
actividad de Fénix Power afecta su medio de vida, y revelan una serie de
situaciones que al parecer el EIA no ha detallado.
“En el muelle hay tres dragas.
Cuando succionan el agua con arena para que puedan meter sus tubos, jalan el
muy-muy, los choros, el lenguado, las rayas, todo el hábitat marino. La ley
26856 de la Marina dice que la playa es de todos, pero desde que está la
empresa ya no es así”, señala el pescador Raúl Díaz.
Tiene razón: la playa ya no es
de todos, al menos en estos días en que las pesadas máquinas de Fénix Power
trabajan imperturbables para poder llegar a la meta. Ellos deben acabar en
junio de este año para que no les ocurra lo mismo que a sus colegas de EG
Chilca. Lo que antes era un concurrido balneario de aguas largas y frías,
preferido por los corredores de olas, ahora es un terreno partido en dos por
enormes máquinas excavadoras. Lo que más enerva a los pobladores de Chilca es
el embuste: ellos aseguran que la empresa se había comprometido a no trabajar
en verano.
Los únicos que asoman por el
litoral son los obreros de Fénix Power, refugiados en sus cabinas, desde donde
controlan la perforación.
“¿A dónde vamos a ir a pescar?
¿Cómo voy a pasar al otro lado? Han invadido nuestro terreno. Ahora tengo que
irme para otro lado o pegarme a la peña. Nosotros nos metíamos por los huecos
nadando y poníamos la red. Pero la correntada ha cambiado desde que han puesto
unas paredes en el muelle que funciona como rompeolas, y eso hace que cambie la
corriente”, agrega el pescador indignado.
La visita guiada que había
improvisado Raúl Ruiz fue interrumpida por un grupo de la empresa que venía
acompañado por un contingente policial. Algunos vigilantes de la compañía no
pudieron ocultar su hostilidad hacia la gente de Chilca que nos acompañaba. Por
su parte, ellos ven a la empresa como “alguien que se zampa a tu casa y encima
te quiere botar”. Un policía intento ser amable y al despedirse nos dijo: “No
solamente cuenten lo malo; de lo bueno también hablen”.
Raúl Ruiz ha pasado casi toda
su vida en el mar de Chilca. Es un pescador recio con quien uno se podría pasar
horas y horas hablando sobre temas marinos. A pesar de su sencillez, por
momentos Ruiz usa un lenguaje técnico y tiene en su cabeza una asombrosa base
de datos sobre legislación marítima. Refiere que la autorización que tenía la
empresa era para hacer un muelle. Por eso fue multada por la Marina, y ni
siquiera regateó. “Es que ahora el delito es negocio”, se queja Ruiz, quien
también nos cuenta que muchas veces le ofrecieron plata para callarlo.
Según los técnicos de la
empresa, el agua que devolverá al mar la termoeléctrica tendrá dos grados más.
Pero Raúl y sus compañeros sospechan que va a regresar mucho más caliente.
Sostienen que en una reunión que tuvieron en la empresa, un ingeniero les dijo
que iba a subir 7 grados, lo que implicaría una catástrofe ambiental. “Luego el
ingeniero se rectificó, dijo que se había tratado de una equivocación y se
reafirmó en su proyección de dos grados”, añade Ruiz.
La hidróloga Carlota Pereyra
también es suspicaz acerca del impacto que puede tener la labor de la empresa
en la vida acuática. Señala que los choques de agua caliente y fría generan
turbulencia y, por lo tanto, alteración de la vida marina. Dice que debe
realizarse un estudio hidrogeológico para que se determine cómo está el sistema
de agua por debajo del subsuelo.
Los pescadores de Chilca y
Pucusana ya estaban preocupados porque la ANA, en el 2010, autorizó a ENERSUR a
verter al mar de San Pedro de Chilca 420 mil metros cúbicos de agua residuales.
Al enfriarse las turbinas, las aguas se llenarán de aceite y salmuera y se
botarán calientes al mar. Ellos no conocen el volumen de aguas residuales que
Fénix Power botará.
Pero la empresa nunca ha
considerado a los pescadores: en las observaciones al EIA que presentó EG
Chilca, el Ministerio pregunta cómo afectará el proyecto a la pesca artesanal.
La respuesta de la empresa fue que en Salinas no existe pesca artesanal, sino
simplemente pesca de subsistencia, que es un complemento de otras actividades
económicas que realiza la población. Raúl Ruiz no existe, entonces.
Pero no solo desconocen a los
pescadores de Chilca: tampoco se toma en cuenta a los de Pucusana, quienes
temen las consecuencias de la actividad gasífera teniendo en cuenta que la
corriente va de Sur a Norte.
Es necesario precisar que no
podemos hablar de “los pescadores de Chilca” de manera general. La posición de
Ruiz no es compartida por todos: están divididos. Un grupo de ellos no pone objeciones
a la instalación de la empresa. Según Ruiz, algunos de los que llegaron a un
acuerdo económico con Fénix Power no son pescadores, sino que pertenecen al
sector de Construcción Civil.
LAS PROMESAS DE FÉNIX POWER
La empresa ha realizado un
intenso trabajo de convencimiento a la población con promesas concretas. La
principal: una planta de desalinización y potabilización, que debe proveer
2.000 m3 diarios de agua potable y que será entregada a las autoridades para su
distribución en Chilca. Precisan que “no usa ni usará agua de pozos o de las
lagunas, sino que operará en ciclo combinado con vapor de agua, para lo cual
desalinizará el agua de mar y utilizará gas natural para el proceso de
generación de energía”.
En un documento que nos
alcanzó la empresa, indican que La planta tendrá una capacidad instalada de
540MW y que su importancia es fundamental para la continuidad del crecimiento
económico del país, pues permitirá generar el 10% de energía que el país consume actualmente. Detallan, también, un convenio con el SENATI para la
capacitación y formación continua de pobladores. En salud, resaltan que de
acuerdo con la Red de Salud Chilca-Mala brindan servicios de pediatría para los
niños de Chilca y Las Salinas. Además, trabajan con los Centros del Adulto
Mayor del distrito para desarrollar clases de Tai-Chi y un proyecto productivo
de tejidos. En cuanto al turismo, señalan que han realizado una serie de
talleres con los pobladores para implementar el Plan de Desarrollo Turístico
que se complementa con la construcción de un malecón en la playa Yaya. (Lo que
vimos fue una vereda ancha frente a la mole.)
Los pobladores con los que
conversamos no confían en estas promesas o les parecen insuficientes. Para
ellos, los recursos con los que cuentan son invalorables, y nada de lo que
pueda ofrecerle la empresa se equipara con lo que podría perder su comunidad.
Comentarios