Por Vladimir Alexander Rojas Hinostroza.
Qué tan desapercibido ha
transitado el informe de rendición de cuentas 2013 de la gestión provincial.
Sólo la prensa nuestra, la "oposición" y la población desinteresada
lo saben.
¿Las cosas andan bien en los
predios de la comuna que regenta María Montoya?, ¿Las cifras son tan diáfanas
que no merecieron observación alguna?, ¿los servidores salientes contribuyeron
en ello? Que no haya existido la réplica del caso debe llamarnos poderosamente
la atención.
Sin embargo, lo residente de
la semana fue la renuncia de algunos funcionarios a cargos gerenciales, cómo si
en dichas áreas hubiese existido una transformación administrativa. No lo hubo.
Si no lograron nada, lo que importó es que salieron. Si lo hicieron por la
rebaja de sueldos anuales, ello sólo marcará la ética profesional de cada uno.
Pero, sin oposición política
en el municipio provincial, o la carencia de una sociedad civil crítica al
gasto público, Montoya Conde debe sentirse afortunada, aunque ello no
signifique que las cosas estén marchando bien, dado que errores existen y
reclamos también de parte de la población.
Uno de los problemas que
enrostra la gestión edil es la carencia de cuadros. Muchos gerentes, salientes
o actuales, no están cumpliendo a raja tabla sus competencias. Ello evidencia
una falta de visión y/o de liderazgo. ¿alguien se ha preguntado si se está
cumpliendo el plan de gobierno de la campaña pasada?
Otro indicador resultó ser la
atracción regional de algunos de sus regidores, que desde hace buen tiempo
abandonaron la "obligación asumida" en las urnas para realizar un
trabajo político con la alcaldesa provincial, pero enrumbaron en tareas ajenas
al aparato municipal.
María Montoya enrostró un
problema político al iniciar su gestión: la "dejaron sola", y no tuvo
otra decisión que codearse de algunos gerentes. Ellos no fueron los elegidos
para realizar el trabajo político entregado en las urnas, pero qué le quedaba a
tal autoridad, aunque luego fue abundante el malestar de sus regidores
oficialistas, hasta el día de hoy.
Otro asunto que obvió realizar
la gestión edil fue la comunicativa. Mucho se fustiga en calles y plazas, una
nula presencia y compromiso de la autoridad provincial en resolver los
problemas sociales, y en el peor de los casos, se atribuye una omisión
intencionada.
El problema es que María
Montoya no ha logrado transmitir los logros de su gestión, y la carencia de
voceros políticos ha mermado en un sector de la población que no apuesta por
una eventual reelección, que a todas luces ya anda marchando.
El informe de rendición de
cuentas pasó al olvido, la gestión de Montoya Conde va condenada a tal suerte.
Sería interesante que en los
meses venideros, escoja una ruta distinta, porque flaco favor le viene haciendo
a sus adversarios, aunque nunca asistan, a audiencias como la realizada hace
pocos días.
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