Por Iván Reyna Ramos.
Así se le conoce en el valle
de Asia, a los frutos del monte espinoso que crece en los ríos, en el desierto,
en las faldas de los cerros, de una familia arbustiva conocida científicamente
como Lycium leiostemum.
La madre naturaleza ha
regalado a los habitantes del desierto como lagartijas, serpientes, insectos,
abejas, aves, que se alimentan de estos dulces frutos.
Recuerdo que con mis amigos de
infancia –cuando íbamos camino al colegio- era nuestra dieta diaria, por
entonces ya lo conocíamos como “uvitas del monte”.
Hoy, -como se ve en las
fotografías- los montes del desierto de Asia están regalando generosamente sus
mejores uvas silvestres al habitante casual y siempre agradecido por la
naturaleza.
¿Quién dijo que en el desierto
no hay dulzura?
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