Lurín Y Chilca
Todavía Tienen Terrenos, Pero Sin Una Adecuada Zonificación Y Provisión De
Servicios. El Boom Inmobiliario Avanza En Las Viejas Zonas Industriales De Lima
Y No Hay Donde Mudarse.
POR CRISTÓBAL
SAMARDZICH.
La industria
pesada de Lima continuará sufriendo en el 2014 en su proceso de migración hacia
el sur. El boom inmobiliario invade las tradicionales zonas industriales –ya es
común ver conjuntos residenciales en las avenidas Argentina, Colonial y
Venezuela–, mientras que las empresas que buscan mudarse a Lurín y Chilca
enfrentan la escasez de espacios habilitados y los parques industriales
mantienen los terrenos de uso industrial a precios superiores al estándar
internacional.
“A pesar de
la presión ejercida por la demanda de espacios para la industria en las zonas
aledañas a Lima –señala un reporte de la consultora inmobiliaria Colliers
International–, todavía no se avizora un panorama claro que facilite y dinamice
esta migración”.
En Lurín, la
nueva zona industrial de Lima, el m2 de un terreno con zonificación I2 (que
permite la operación de una industria ligera) varía entre US$280 y US$300, dice
Jorge Marcenaro, director del área Industrial de Colliers. Sin embargo, de
acuerdo a una media internacional, el metro cuadrado de un terreno industrial
no tendría porqué costar más de US$100 (SE 1301).
MÁS ALLÁ DEL
ESPACIO
El aumento
del precio fue impulsado por una ordenanza de la Municipalidad de Lima que
prohibió el cambio de zonificación hacia industrial, aunque también se debe a
la falta de un plan del Estado que destine y habilite áreas para uso
industrial. Lurín aún tiene grandes extensiones de tierras eriazas,
principalmente en las pampas ubicadas a espaldas del balneario de Punta
Hermosa. A parte de estas tierras se les otorgaría la zonificación I2, lo que
ampliaría en 200 hectáreas los terrenos para uso industrial.
“Eso va traer
tranquilidad y comodidad a las empresas que todavía no han migrado hacia el
sur”, sostiene Marcenaro. Actualmente sólo hay cerca de 30 hectáreas con
zonificación industrial a la venta. Se espera que los precios se nivelen si se
concreta la ampliación.
Pero el
problema no termina ahí. Cambiar el uso a la tierra es insuficiente. El
empresario industrial requiere también que el lugar disponga de servicios
básicos: agua, luz, desagüe, etc. “Todavía en Lurín –en la zona industrial que
tiene zonificación I2– ves plantas con tecnología de punta que tienen que
comprar agua de cisternas porque no cuenta con el servicio”, explica el experto:
“Falta mucho por recorrer”.
En Chilca la
situación es similar: “Hay solo 50 hectáreas con zonificación industrial”,
asegura Marcenaro. Muchas empresas han comprado terrenos eriazos y están a la
espera de que se realice el cambio de uso. Pese a la importancia de la zona
para la producción energética del país, el Estado no planificó la creación de
un futuro polo industrial. Los parques industriales existentes fueron creados
por iniciativas privadas.
A ello se
suma la escasez de agua, pues está prohibida la creación de nuevos pozos
subterráneos, que actualmente son utilizados por la industria y las centrales
termoeléctricas. Si se toma en cuenta que la planta de la Corporación Lindley
–ubicada en esa zona– iniciará sus operaciones a fin de año o a inicio del
próximo, y que Alicorp y Pepsico también han comprado terrenos para sus plantas
en el futuro, queda claro que el agua será un factor cada vez más crítico para
la industria. La situación se agravará.
“Si nosotros
tuviésemos tierra zonificada y bien estructurada en cuanto a servicios,
generaríamos nuevas oportunidades de trabajo y atraeríamos a nuevas empresas al
Perú”, opina Marcenaro: “Vienen extranjeros y dicen ‘too many problems’ [muchos
problemas]“.
El desarrollo
de proyectos residenciales y comerciales en Lima seguirá conquistando a las
viejas zonas industriales, lo que hará más necesario habilitar espacios para
las industrias cercanos a la capital.
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