Por:
Christian Marquina.
Fue grato
recibir ayer el oficio de invitación de la Municipalidad Provincial de San
Martín a las mesas de trabajo para la elaboración del plan provincial de
cultura 2014-2017. Esta convocatoria obedece al deseo de que el proceso sea
“participativo y coherente con el sentir e intereses de los diferentes actores
(sic) de quehacer cultural”.
Ahorrándome
comentarios de coyuntura política abrigo de todas maneras la esperanza de que
el sentir y darse cuenta de la importancia trascendental de la cultura siga
acrecentándose en la conciencia de las autoridades más allá de la pugna por
intereses de poder y por ende felicito esta iniciativa deseando que llegue a
las mejores y más sabias decisiones en bien del verdadero progreso cultural de
nuestra provincia y de nuestra región.
Así pues
quiero alcanzar algunos criterios culturales que espero vayan siendo aplicados
para el uso más sabio de los presupuestos públicos y que no queden destinados a
eventos con poco alcance de verdadera cultura (cultivo), formación y
mejoramiento integral de la sociedad.
Y es que
viene a ser uno de los derroteros más grandes para un quehacer cultural auténticamente
edificante, la confusión y gran cantidad de falacias acerca de lo que implica
una VERDADERA CULTURA, conceptos tan alejados del significado primordial de
esta muy “manoseada” palabra que ha llegado a concebirse totalmente alejada de
su esencia primigenia alienando a las personas.
No dejo de
pensar por ejemplo en la frase “tortura no es cultura” (en inglés “torture is
not culture”) refiriéndose a los espectáculos taurinos que lamentablemente
tratan de ponerse la etiqueta de “culturales”. Este hecho ejemplifica
plenamente lo que quiero decir con conceptos falaces y alienados de cultura.
Necesitamos
pues acudir una vez más a lo que ilustran sabios como el Dr. David Juan Ferriz
Olivares, quienes han ejemplificado en su vida misma el concepto primordial de
cultura a tal grado de haber sido él proclamado como “Maestro de la Cultura
Universal” (por el Instituto de Cultura del Perú).
Dice este
ilustre autor: “Cultura es visión de vida, formación que permite la
realización, la búsqueda que el hombre hace de sí.”
“Sí,
digamos, primero que todo, que cultura es visión de vida. A mayor cultura,
mayor visión de vida. Su primer significado más antiguo (de cultus, participio
pasado de colere, labrar, cultivar) es la formación del hombre, su mejoramiento
y perfeccionamiento. Francis Bacon la llamaba la geórgica del alma. El segundo
significado indica el resultado de esta formación, esto es, el conjunto de los
modos de vivir y de pensar cultivados y pulimentados. Es la educación del
hombre como tal, la capacidad de formar al hombre verdadero, al hombre en su
genuina y perfecta forma, la búsqueda y la realización que el hombre hace de
sí, la formación que permite al hombre vivir del modo mejor y más perfecto en
el mundo, que es suyo.”
Siendo la
cultura el CULTIVO, la formación del hombre, su mejoramiento y
perfeccionamiento, con este criterio rector podemos vislumbrar con más claridad
en nuestra selección de aquello que verdaderamente representa CULTURA y aquello
que se disfraza de cultura (o que nos quieren “endosar” como cultura).
Recuerdo
aquí que alguna vez leí un artículo analizando y discutiendo esa idea
preconcebida de que “todo libro es bueno”, el autor mostraba varios ejemplos de
“libros” que era mejor nunca leer y eso sin llegar a caer en el vicio de los
“relativismos” tan reclamado por las mentalidades “modernas”, “filosóficas”,
“liberales”, “artísticas” o mejor dicho SNOBS.
¿Podemos
decir pues que celebraciones disfrazadas de cultura y religión como el brutal
“Pato Tipina (arrancando el pescuezo a un pato después de torturarlo) o las
torturas con cohete a los gatos en cañete constituyen CULTURA? ¿Edifican,
forman al ser, mejoran y perfeccionan?
Derroteros
para el surgimiento de la VERDADERA CULTURA son sin duda: el gusto de las masas
por conservar “lo acostumbrado”, el rechazo a cambiar “lo establecido”, la
pereza mental y la falta de iniciativa para el cambio hacia la sabiduría, el
miedo a la elevación de la vivencia y la existencia, el apego a la pasividad
intelectual, el temor a pensar, investigar y mirar más allá de lo que
consideramos nuestro “patrimonio” (lo habitual), la reticencia a transformar y
expandir nuestros horizontes culturales más allá de lo meramente cotidiano y
“regional”.
Empecemos
pues a descubrir y practicar los elementos de la verdadera cultura para mejorar
realmente hacia una sociedad más integrada al mundo constructivo del futuro.
Aquí estamos para apoyar siempre desde la CASA de la CULTURA Dr. David Juan
Ferriz Olivares sede Tarapoto y en todas sus sedes de América y Europa. (Cursos
y actividades permanentes: Jr. Rioja 218- Tlf. 525760).
Fuente del
artículo: http://diariovoces.com.pe/19815/los-derroteros-de-la-verdadera-cultura#ixzz35xEeNQ00
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