Escribe Rosa María
Palacios.
Cañete teme a
un ser (o seres) que no tienen nombre ni apellido, en apariencia. Cuando he
hablado con periodistas de todo el país siempre me han señalado al culpable:
el presidente regional (presente o ausente, fugado o reelegido) o el alcalde
provincial. Incluso si el victimario no es autoridad, como en el caso Orellana,
sus víctimas lo identifican sin temor.
Pregunto a un
grupo de periodistas cañetanos reunidos esta mañana conmigo en San Vicente,
¿quién es el líder o quiénes son los líderes de las organizaciones criminales
que asuelan la paz de este pueblo? Todos se conocen aquí ¿o no? Nombres, por
favor. Silencio. Murmullos. Y uno lo expresa en voz alta: “Son invisibles”.
Otros, más
adelante, me lo dicen con claridad. “Lo que sabemos, no lo podemos publicar”.
Así de simple. Se juegan la vida o peor aún, la de su familia. Más de uno se
acercó un momento a decirme que recibió amenazas. Unas balas que dieron a la
puerta de la casa. Y cosas así. La muerte de “Fernandito” (Fernando Raymondi),
como lo llaman los colegas, ha conmovido a todos. Y ha aumentado esos niveles
de miedo. De ellos, y del pueblo, que salió hoy en marcha.
Les sugerí
recurrir a la ANP, a IPYS, al CPP, a la SIP. Agruparse, defenderse unidos. Tal
vez, publicar un blog que los agrupe bajo el auspicio de alguna de estas
entidades, sin firma, por ahora, para evitar que los identifiquen. “Será para
que nos ametrallen a todos juntos”, murmuró uno por lo bajo.
Les recomendé
trabajar en tres líneas: policía, fiscalía y organizaciones criminales. Está
claro que la Policía aquí por años no ha hecho nada. ¿Por qué? ¿Simple
negligencia o corrupción dolosa? Ni siquiera hay un número oficial de muertos
en la provincia por sicariato. Se supone que son alrededor de 60 muertes,
aunque se presume que son más en ajuste de cuentas. Se quejan mucho de la
fiscalía. “Suelta a todo el mundo” –dicen– “por culpa del nuevo Código Procesal
Penal”. No es culpa de la ley –les explico– eso es decisión fiscal.
Investiguen, pues, si es un fiscal archivador y por qué lo es.
Sin embargo,
es con las organizaciones criminales donde hay que poner más empeño. Porque,
¿cómo se pelea contra lo invisible y omnipresente? Eso es, imposible.
(Diario La
Exitosa/Juvroh/Actualidad Cañetana/Al Rojo Vivo/16-11-2014)
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