Escribe Ivan Reyna Ramos.
Desde hace algunos años lo vengo
comentado a políticos y amigos de mi pueblo. También he publicado artículos al
respecto. Tan igual que la desalinización de agua de mar que lo propongo desde
hace más de una década y la reforestación de las lomas que también lo planteé
en el 2009.
Bueno, hace dos semanas recibí una
llamada alentadora. Tres jóvenes amigos de la Comunidad Campesina de Asia me
comentan la idea de repoblar las machas en nuestro litoral. Y los notos que me
hablan en serio, que sí están interesados.
Pero quieren saber –como es natural-
en qué consiste mi propuesta. Y como siempre digo, que si me convocan para
trabajar por el desarrollo sostenible de mi pueblo, ahí estoy. Entonces les
hablo de los antecedentes reportados en las excavaciones donde se demuestran
–por los espesos conchales- que el habitante asiano, desde sus inicios –hace 6
mil años- fue un pescador por excelencia y gran consumidor de machas (Mesodesma
donacium). Y también de mis recuerdos de niño, hasta aquel verano de 1983 en
que se produjo el fenómeno de El Niño y acabó con la biomasa de la especie.
Pero que en Arequipa hay un brillante
proyecto de recuperación que está dando excelentes resultados. Entonces, nos
embarcamos al sur, y en el mismo lugar hablamos con el Gerente Regional de
Producción, Gustavo Robles; con el biólogo Aldrin Monroy, responsable del
proyecto; con Dionicio Salazar, presidente del Sindicato de Machas de Camaná;
con Luciano Gutiérrez, presidente de la Asociación de Machas de Camaná; con el
biólogo Jorge Rivera, Director Zonal de Producción de Islay; con José Prado,
presidente de la Asociación Artesanal de Extractores de Machas, Mariscos y
Algas Marinas del distrito de Punta Bombón en Islay.
Todos alientan la iniciativa de los
asianos, y lo que es mejor, todos los indicadores apuntan a que en Asia sí se
puede sembrar machas. La tarea sigue en pie. Y si mis jóvenes amigos no
desmayan y encuentran el respaldo de la comunidad, estoy seguro que dentro de
poco nuestras playas nos devolverán esa riqueza hidrobiológica que siempre la
tuvimos. Después de 30 años he vuelto a sacar una macha con el pie, como
comprenderán fue sumamente emocionante. Claro, lo devolvimos al mar porque está
en veda permanente y eso se respeta, como debe ser. Y todo fue bajo la
supervisión y clases maestras de las autoridades locales. La lección fue
enriquecedora, pero no dejo de pensar en los 30 años que no hemos comido machas
¿por qué no sembrar hoy? Mañana puede ser demasiado tarde.
(Juvroh/Actualidad Cañetana/Al Rojo
Vivo/29-11-2014)
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