EL DESPLIEGUE POLICIAL EN EL BALNEARIO
DE ASIA CONTRASTA RADICALMENTE CON LA SEGURIDAD QUE SE BRINDA EN OTRAS PARTES
DEL PAÍS.
El sábado en la noche hubo un
despliegue policial de estilo prusiano en el balneario de Asia: policías
alineados y con impecables uniformes, rugientes motos y camionetas de última
generación, todos, a la espera de apresar a los más temibles delincuentes del
país. Y, mientras por un lado la policía cuidaba a los asistentes de este
exclusivo lugar, en Las Lomas de Ventanilla, días antes un sujeto recibió 150
soles de una de las tantas pandillas que existen para violar a una niña en
represalia a la negativa de su padre a pagar un cupo para operar su negocio en
la zona. El delincuente fue descubierto justo antes de perpetrar el acto por
los familiares, quienes, cual fuente ovejuna, lo ajusticiaron hasta el borde de
la muerte. Los vecinos recurrieron a la policía, pero esta se rehusó a entrar
en esta zona para calmar las aguas y poner orden. Este episodio no es un evento
aislado ni anecdótico. Es el pan de cada día en los lugares más pobres y
peligrosos del país, donde la ausencia del Estado es evidente y donde los
ciudadanos están forzados al uso de redes informales para protegerse.
Nos preguntamos: ¿Por qué hubo un
despliegue tan grande de policías a 100 kilómetros del sur de la capital,
mientras que en las zonas más peligrosas y pobres de nuestra ciudad estaban al
amparo de pandilleros y malhechores? Veamos.
El sábado en la noche había una
actividad en el Boulevard de Asia a la que acudían importantes empresarios y
políticos y donde, claramente, la policía quería dar el mensaje de que estaba
haciendo su trabajo eficientemente. Después de todo, recordemos que el ministro
cada día cuenta con mayor respaldo popular: 46% de aprobación, con gran
tendencia al alza. Y, por si esto fuera poco, de ser tomado en cuenta para una
posible contienda presidencial, se colocaría como el cuarto favorito, con una
intención de voto del 7%, delante del ex presidente Alejandro Toledo. Dado el
complicado contexto político por la fuga de Martín Belaunde Lossio a Bolivia, esta
situación representaba una oportunidad única para hacer una afirmación visual
de su aparente capacidad de gestión.
Sin embargo, lo cierto es que tremendo
despliegue de policías era sin duda innecesario. En la zona no hay problemas de
pandillaje, asesinatos o secuestros, tampoco hay sicarios y, finalmente, existe
suficiente seguridad privada. Es verdad que el tema del alcohol sí es un dolor
de cabeza que provoca accidentes de tránsito y se necesita un adecuado nivel de
protección para la cantidad de gente que acude a este balneario, pero ¿es
necesario tener semejante despliegue para hacer una operación de alcoholemia?
Por otro lado, en los asentamientos
humanos hay que rogar, suplicar, implorar y hasta ofrendar a los policías para
que hagan su trabajo y puedan entrar a las zonas más peligrosas y así evitar
las violaciones, comercio de drogas y pandillaje. En Huaycán, otro lugar de
riesgo, por ejemplo, es casi imposible conseguir que la policía vaya a la zona
“R” o “Z” si uno no compra una rifa o paga la gasolina de las camionetas. La
explicación: no tienen recursos, no están bien equipados ni protegidos y existe
un alto peligro incluso para ellos mismos.
Como se sabe, al ministro Urresti le
sobra el tiempo para usar el Twitter para atacar con insultos e improperios a
sus críticos y bueno fuera que ese tiempo lo dedique con el mismo ahínco y
empeño para hacer las reformas de fondo que necesita la policía y brindar la
protección necesaria donde más se necesita. Después de todo, los peruanos aún
esperamos la remodelación y el mejoramiento de nuestras decadentes comisarías y
escuelas de formación policial, la eliminación del sistema 24 × 24 y la
implementación de un verdadero servicio de comunicación e información para
nuestras comisarías. Finalmente, nos gustaría que nuestra policía abandone el
puesto 137 de las 144 policías nacionales en lo que toca a la confianza que
inspiran en su ciudadanía según el Ránking de Competitividad Global.
Dada la precaria situación de la
seguridad en el país, quizá sea mejor que el ministro Urresti, en vez de
tuitear tanto, evalúe concentrarse en articular una estrategia coherente y en
proteger a los ciudadanos y a sus propios policías para que no sean asesinados
en pollerías o por una canasta navideña.
(/#Actualidadcañetana #Cañete /
Juvroh/Actualidad Cañetana/Al Rojo Vivo/12-01-2015)
Comentarios
Pese a que se anunció la llegada del Ministro Urresti para la presentación del Plan de Operaciones “Asia Verano 2015” nada menos en el mismísimo boulevard del centro comercial de la capital del verano este no llegó.
En su lugar el director general de la policía nacional, general Jorge Flores Goicochea y el jefe de la región policial de Lima general Salvador Iglesias hicieron el lanzamiento del gigantesco “plan” que movilizará durante los meses de verano a unos 600 policías cada fin se semana, dejando algunas comisarías desguarnecidas y población insegura para que nuestros jóvenes pitucos de la crema y nata limeña y los pitucos emergentes puedan divertirse con total tranquilidad en las discotecas de la gran eisha.
Los veraneantes y asistentes al boulevard se mostraron sorprendidos por la inusual movilización policial, quienes tuvieron que pasar por las pruebas de alcoholemia antes de retirarse a sus respectivos domicilios, medida que algunos saludaron y felicitaron, mientras otros sobre todo los más jóvenes cuestionaron la exageración, esa noche las discotecas lucieron totalmente vacías.
Para la presentación del plan de operaciones se movilizó a los patrulleros inteligentes, escuadron fenix, policía de tránsito, dincote, las águilas negras, grupo terna, comité distrital de seguridad ciudadana, hasta serenazgo de la comuna local, solo falto la policía montada, la unidad canina y el muñeco que personifica a Urresti, señores para la próxima no caigamos en la exageración.GRM.