El gerente general de Cálidda, Jorge Olazábal, dice que
prevén llevar los beneficios del gas de Camisea al 45% de los limeños para el
Bicentenario.
Una
década de consumo del gas de Camisea ha reportado un ahorro de S/37.300
millones para las industrias, comercios y taxistas de Lima, debido a la
sustitución de combustibles más caros y contaminantes por este hidrocarburo,
según un reporte de la consultora A2G. “Esto significa que se han dejado de
emitir 50,3 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2)”, apunta Jorge
Olazábal, gerente general de Cálidda, distribuidor del gas de Camisea en la
metrópoli. La empresa de capitales colombianos acaba de lanzar una campaña para
difundir los beneficios ambientales del gas entre la población y alentar, así,
el proceso de masificación, que, en opinión de algunos, no avanza con
suficiente rapidez. ¿Es esto así? Responde Olazábal.
¿El
proceso de masificación del gas está despegando?
Se
ha vuelto recurrente decir que la masificación del gas viene lenta, pero eso no
es verdad. Los últimos cuatro o cinco años hemos conectado una barbaridad:
alrededor de 80 mil a 100 mil domicilios anuales.
¿Y
por qué esta percepción de lentitud?
Yo
creo porque hubo una primera etapa de desarrollo de la red troncal y las redes
secundarias (2005-2010) durante la cual se efectuó un número muy limitado de
conexiones, pero luego viene un crecimiento exponencial. Y cada vez va a mejor:
en mayo pasado superamos las 13 mil conexiones.
¿13
mil conexiones en un mes?
Sí.
Hemos crecido más de 50% en comparación a mayo del 2016, cuando hicimos 8 mil
conexiones. A este ritmo vamos a superar las 100 mil anuales en el 2017.
¿Cuántos
domicilios han conectado hasta ahora?
Al
cierre de mayo vamos con 483 mil conexiones. ¿Y qué vemos? Que la mayor parte
se encuentra en la periferia de Lima. Esto se explica, en primer lugar, porque
el gobierno pone énfasis en desarrollar esos sectores, que son los más
necesitados. Y en segundo lugar porque, honestamente, es más fácil ingresar a
los sectores periféricos, pues los municipios y poblaciones tienen allí una
buena percepción del gas y otorgan más facilidades que las zonas residenciales,
que son reacias a malograr las pistas.
¿Pero
ya están ingresando a los distritos residenciales?
Sí,
pero cuesta más esfuerzo. Ya estamos en San Borja, San Isidro, Miraflores y
Surco, pero de forma limitada, en las áreas donde hay hoteles y restaurantes
que son los que exigen nuestro ingreso a los municipios.
¿Qué
distritos de Lima tienen gas actualmente?
Hay
19 con conexiones domiciliarias y 35 con conexiones industriales.
¿Cuántos
domicilios esperan conectar al cierre del 2017?
Cerca
de 550 mil.
¿Y
para el bicentenario, siguen con la meta de conectar 1 millón de viviendas?
Estamos
yendo más rápido. Si no hay cambios en nuestro plan quinquenal ni en el Fondo
de Inclusión Social Energético (Fise), vamos a efectuar 130 mil a 140 mil
conexiones anuales, con lo que cerraríamos con cerca de 700 mil en el 2018 y
pasaríamos fácilmente de un millón en el 2021.
¿De
cuántos habitantes estamos hablando?
Hablamos
de más de 5 millones de personas. Más del 45% de las viviendas de Lima tendrá
gas natural en el 2021.
¿Cómo
contribuye el Fise a esta dinámica?
El
Fise es una subvención a las viviendas de menores recursos. Financia el 100% de
las conexiones en el segmento E, el 75% en el D y el 50% en el segmento C. En
ese sentido, ha repercutido mucho, porque nos ha ayudado a incrementar de
manera importante el nivel de conexiones en dichos estratos.
¿Y
seguirá siendo un factor de impulso?
Claro,
pero hay que comprender que los subsidios tampoco son eternos. Hasta donde
sabemos, el Fise se extenderá este año y creemos que el Gobierno seguirá
ampliándolo cuanto sea necesario.
¿Hasta
dónde llega la red de Cálidda?
Por
el norte hasta Puente Piedra y por el sur hasta Chilca.
¿Cómo
va la masificación fuera de esa área?
Ya
estamos entrando a Cañete. Acabamos de tender las redes y en dos meses más
estaremos inyectando gas en dicha zona. Ese será el primer paso que daremos
fuera de la metrópoli.
¿Y
cuándo llegarán al norte chico?
Ahora
nos encontramos desarrollando los estudios para decidir a qué ciudad del norte
de Lima ingresaremos primero. De hecho, a Ancón llegaremos de todas maneras
para suministrar gas al parque industrial gigante que proyecta el Estado; el
tema es cuánto más allá avanzaremos y cuándo.
¿Eso
se verá en el plan quinquenal de Cálidda?
Estamos
en ese proceso. De hecho, el 9 de julio es la fecha límite para que entreguemos
nuestra propuesta a las autoridades: el Ministerio de Energía y Minas y
Osinergmin. Ahora estamos haciendo el análisis, pero tenemos un problema con
una norma emitida por Osinergmin en el 2015, que cambia el carácter de nuestros
planes.
¿Cuál
es el problema?
Antes
los planes quinquenales eran referenciales, porque es imposible saber qué
pasará en cinco años: es posible que un alcalde nos prohíba ingresar a una zona
o que un cliente nuestro se mude. Por eso, hemos avanzado siempre conforme a
las circunstancias, pero respetando los montos de inversión. La nueva norma
hace que los planes sean obligatorios y eso puede ser un freno a nuestras inversiones.
Esperamos resolver este tema antes del 9 de julio.
Cálidda
acaba de lanzar una campaña para usar el gas en termas, además de las cocinas.
Esta
es una campaña que hemos lanzado hace un mes y que está orientada a los
segmentos menos favorecidos: C, D y E, principalmente. Lo que buscamos es que
estos pobladores tengan acceso al agua caliente.
¿Eso
implica otro tipo de conexión?
Sí,
cualquier aplicación nueva en las viviendas conlleva adecuaciones en la
instalación. De hecho, cuando empezamos a trabajar con las termas nos dimos
cuenta de que muchos vecindarios no tienen una segunda tubería para el agua
caliente. Así que estamos proveyendo el servicio completo.
¿Cuántas
viviendas conectarán con termas?
Acabamos
de comenzar con 1.000 y esperamos superar las 10.000 este año.
Entendemos
que por estas fechas caducó el período de exclusividad de Cálidda en Lima.
¿Podrían tener competencia?
Caducó
hace dos años; pero para entrar a este negocio se requiere amplias espaldas
financieras. Además, el que ingrese deberá hacerlo a zonas donde no llegamos.
Por lo que entiendo, no hay interesados.
Además,
necesitarían industrias para anclar la masificación y ustedes las tienen a
todas.
Sí.
La distribución de gas es un negocio con subsidios cruzados: los grandes
clientes -industrias y termoeléctricas- ayudan a financiar las conexiones
residenciales, que por sí solas no son atractivas. Nosotros invertimos US$100
millones anuales y recuperamos esa inversión con la canasta de clientes que
tenemos. Ahora proveemos a 571 industrias, casi el 60% de este sector en Lima.
Los centros industriales ya están conectados y lo que queda son industrias
pequeñas que están esparcidas. Si alguien quisiera entrar a competir con
nosotros, deberá invertir mucho dinero. (Entrevista de Juan Saldarriaga)
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