Un
conjunto de lomas costeras que descansan sobre un área aproximada de 9,000
hectáreas garantiza al turista, en esta época del año, el avistamiento de un
espectacular bosque donde la vida luye en cada rincón. Conoce detalles
desconocidos de las Lomas de Asia, un paraíso ubicado en la provincia de
Cañete, muy cerca de Lima.
Alimentado por la niebla que proviene del mar del
distrito de Asia, este banco biodiverso que alberga variedad de flora y fauna
es un paraíso para investigadores, amantes de la naturaleza, caminantes y
observadores de aves.
El suplemento Lo Nuestro del Diario Oficial El Peruano, a
través de esta crónica nos recomienda cómo planificar una visita a este nuevo
destino, ubicada a una hora y media distante de Lima. El viaje no demanda mayor
complicación, pues se ubica en el kilómetro 101 de la Panamericana Sur; una
ruta bastante amigable que lo llevará hasta el pueblo de Rosario de Asia, donde
funciona la oficina de la comunidad de Asia.
Hay que hacer un pago mínimo por
el ingreso a las lomas, pero a cambio recibirá abundante información de los
numerosos atractivos que le esperan.
Ruta corta
Desplácese luego hasta el
paradero principal. Hay que cruzar La Capilla, Santa Rosa, la Cooperativa y la
Esquina de Asia para comprobar ese aire renovado que las lomas le han dado al
lugar.
Aproveche para desayunar los chicharrones asianos y llene la mochila con
algunas provisiones que no le pueden faltar, como agua y frutas. Iván Reyna
Ramos será el que lo guiará durante el periplo. Él es uno de los impulsores y
mayores difusores de este destino, a tal punto que ha escrito un libro en el
que describe la riqueza de las lomas y las claves para recorrerlo y formar una
idea de su importancia, en solo un día.
“Si el físico lo permite, recorreremos
las ocho rutas de este paraíso costero, cada una de la cuales se puede
aprovechar de distinta manera: para observar aves, caminar, ver vizcachas y, si
la suerte acompaña, toparnos con el zorro costeño”, advierte Iván.
Durante el
ascenso, apreciaremos flora diversa, entenderemos el sentido exacto de lo que
es la vida silvestre y aprenderemos todo sobre la flor de Amancaes, que tiñe de
amarillo el circuito.
Los miradores instalados en las lomas funcionan como
puntos de descanso, pero, a la vez, nos regalan la vista del valle de Asia, que
da actividad a una agricultura que tuvo momentos de gran intensidad; al
balneario, que ha generado tanta dinámica comercial; y al mar, que ocupa aún a
cientos de personas en la pesca artesanal.
Se habla incluso de una
ecoagricultura que todavía tiene mucho que revelar. El valle y el mar han
alimentado a generaciones de asianos. El camote es un producto emblemático de
su gastronomía. Pruebe el camote soleado y se quedará prendado de su dulzura y
sabor, pero hay otras propuestas en las que el mar contribuye: el charquicán de
raya seca es un plato de domingo que previamente es capturado en el mar de
Sarapampa, con redes y técnica ancestral y preparado con insumos locales.
Y si
de alimentos tradicionales hay que hablar, el valle conserva la chacalla, una
bebida que surge de hervir el maíz blanco y que, según los más viejos
pobladores, es el secreto de su larga vida. Las Lomas de Asia tienen más de una
razón para ser incluidas en nuestra agenda.
Paraíso verde
En las lomas abundan
amancaes, ortiga, tabaco, chave, malva, oreganillo, manzanilla, hierbablanca,
sanjuanito, papa cimarrona, yuquilla, tara y guarango. También hay líquenes que
solo crecen donde el aire es realmente puro: un banco genético de vida
silvestre. En este hábitat que sorprende al visitante, a partir de mayo y por
efecto de la corriente de Humboldt, la humedad se condensa entre las piedras,
funcionando como atrapanieblas naturales. Entonces, todo se vuelve verde, acaso
el color de la vida. (© Copyright Agencia Peruana de noticias Andina)
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