Enrique
Verástegui: “Mi casa de Cañete era el útero al que siempre volvía”…. El poeta del
movimiento Hora Zero regresa al barrio donde quedaba su casa, destruida tras el
terremoto de Pisco hace 10 años.
El
terremoto del 15 de agosto del 2007 dejó inhabitable la casa de Enrique
Verástegui Peláez (Lima, 1950), Jarry como lo conocen en la calle O’Higgins de
San Vicente de Cañete, su barrio de toda la vida. En lugar de su casa hoy se ve
un muro que dice ‘No se vende’. “Según la municipalidad ya no se podía salvar
la casa. Otros dicen que se apresuraron en derrumbarla. Esa casa era el útero
al cual yo siempre volvía y ahora ya no tengo a dónde volver. Quizá si mi casa
siguiera en Cañete yo no me habría venido a vivir a Lima”.
Lo
primero que se rescató tras el sismo fueron los libros de la gran biblioteca de
Jarry, su ‘laboratorio’, como le llama él.
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¿Qué pasó con los libros de tu biblioteca después del terremoto?
Están
encajonados. Están conmigo, eso sí. Cuando murió mi papá, se fueron mis ganas
de continuar escribiendo un diario cotidiano que yo tenía. Desde los años 80
escribí en él puntualmente; ya iba por 1.500 páginas. No supe cómo enfrentar
una muerte ineludible.
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¿No has vuelto a tocar ese diario?
Ni
sé dónde está; con el terremoto se perdieron cosas. Tengo que abrir cajas.
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¿Cómo te vas a enfrentar a ellas?
Con
terror. Con ilusión. Haré lo que todo el mundo hace en las librerías: acariciar
los libros, mirarlos.
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¿Es fácil ser poeta en el Perú?
Todo
depende del talento y del autocultivo para producir poesía, aun cuando esta no
sea para la gente una necesidad. Si la poesía suscita algo, así sea solo en una
persona, entonces habrá valido la pena. La poesía es siempre un acto de buena
voluntad.
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¿Cuál fue el mejor momento de la poesía peruana?
Cuando
apareció Hora Zero. Fue un trabajo permanente, de todos los días y eso durante
toda una vida, a tal punto que se va a producir a través de la poesía un cambio
en la sociedad. Fue un momento importante en Perú, después de Valdelomar,
Vallejo y Mariátegui.
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¿Por qué se dice que fueron una generación ‘parricida’?
Mi
generación ‘mató’ a los ‘padres’, los poetas del 50 y 60. Cuando yo me inicié
en Hora Zero, propuse escribir poesía al modo de las grandes sinfonías,
Beethoven, Handel. Entonces todos empezaron a escribir poemas largos.
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¿Por qué terminó Hora Zero?
Terminó
–si es que terminó, no sé– cuando sus integrantes se empezaron a casar; dejamos
de andar juntos. Cada quien tenía interés en formar un hogar. Digamos que Hora
Zero se silenció porque sus miembros han pasado a la clandestinidad para
escribir sus libros. (Redacción Rafaella León - Revista Somos)
Pasa
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