TODA
ESTA NOCHE ATESORAMOS ORO DE HERMES —Saca el azufre, pero echa bastante
mercurio- hasta conseguir un cuerpo perfecto. —El Rebis es imagen de toda
perfección construida— como un libro lleno de contradicciones armónicas. —Un alquimista
es una herida más— a la Inquisición. Una herida en el otoño –significa una
fórmula para lograr eterna juventud… Estos pétalos me indican el poder de la
raíz. —Aquella Gnosis florece en libros para amanecer: Hay matanzas a
pensadores, gnósticos sin reposo…
En
1999 el libro Ensayos sobre ingeniería, de Enrique Verástegui, aparece,
suscitando polémica. Luis Jaime Cisneros advierte: «Habrá gente sorprendida (no
falta uno que otro negado a las audacias del espíritu). (…) Como puede alguien
extrañarse de que este poeta volcánico nos devuelva el prestigio de la melodía
y el ritmo, descubra los nuevos cauces por los que el Renacimiento ha de
aparecer otra vez en el horizonte…». (30/11/1999)
En
«Poesía y matemáticas: Las cinco puertas de Enrique Verástegui» (La República,
Lima, 26/02/2000, p.21), Alfonso La Torre apunta: —Verástegui, que ha escrito
tanto sobre la disciplina del Zen Budismo, podría responder que está abierto a
todas las disciplinas de la cultura, de tal modo que se constituye en el centro
del universo. No existen para él ni lo exterior ni lo interior: Es
transparencia pura… Era evidente desde su primer poemario En los extramuros del
mundo (1971). Una transparencia que simulaba petulancia…
A su
turno, González Vigil considera: «Su mirada va a lo esencial, a la raíz. Ahí
donde la Ingeniería convoca un haz integrador: ingenio y genio volcados a la
Ingeniería en tanto Arquitectura (…), pero también (…) la búsqueda alquímica
del elixir de la vida, la Eterna Juventud, aludida con recuerdos de veinte años
atrás, al modo de la Odisea, y en tanto matriz de todas las artes plásticas, la
Pintura en primer término (expresión soberana de la Visión, de la penetración
intuitiva del Ser)».
No
es casual que José Ignacio López Soria en artículo sagaz acerca de «El modelo
del teorema» (Hueso Húmero # 35) compare a Verástegui con Dionisios. Ni que
Carlos «Chino» Domínguez en su libro Los Peruanos registre la figura de Enrique
como el personaje principal de la generación del 70 y del movimiento Hora Zero.
La
revista Hipocampo (N°2, 1999, pp. 17-19) lanza el cuento «La casa encantada».
El bardo de Cañete es un autor ingenioso, audaz y un encendido humanista, a
menudo está arriesgando por «los otros», armando lenguaje y conciencia, pues la
literatura debe fustigar (¿di, Viejo Maiakovski? Celebro aquellos versos de
«Balada de las flores gnósticas», que forman parte del testamento literario de
EV y siguen:
Y occidente no es más que una suma y resta—de
pocas palabras:
Rebelión / represión, —canción / hoguera, sol
/ muerte y luego
Silencio (…).
1431: Juana de Arco se diploma en la hoguera
(…) Y tú Pedro de
Bruys tampoco te olvido, el año 1147 roedoras
llamas abrazaron tu carne.
—Y el País Vasco y Languedoc y una castellana
encinta, Giralda, se han
Sublevado por la libertad y un 6 de febrero
1211 una Bula los excomulga.
Y así arde mi corazón (…)
La
franco-argelina Sabine Hargous apunta del alquimista: «—Verástegui,
El
poeta prodigio, poeta del padecimiento, de la rebelión y la lucha, en adelante
profeta herido, refugiado a gran distancia de Lima, para lanzar al mundo su
entera proclama de esperanza en un mundo mejor» (Les Temps Modernes, N° 590,
oct-nov, 1996).
C/f: Diario de Talismanes, Santo Oficio,
Lima, 2005 de Rosina Valcárcel.
II ENRIQUE VERÁSTEGUI: El modelo del teorema
¿RECUERDAS, QUERIDO ENRIQUE, aquel día que celebramos los Diálogos de
Platón, El arte de amar, de Erich Fromm, y condenamos el crimen contra Giordano
Bruno cantando bajo las dulces moras de San Marcos «Que la tortilla se vuelva»;
haciendo del mimeógrafo un arma y de la clandestinidad el territorio liberado
de la urbe, intentando explicar el mundo y dar coherencia a nuestra vida? Ángel
negro demonio, ojos encendidos, mago de Cañete, extraño los años 70, la música
del grupo Pink Floyd, la revista Estación Reunida, y los recitales de Hora Zero
(los ojos de Jorge Pimentel, Juan Ramírez Ruiz, y, claro, los tuyos). Evoco las
pláticas del noble Jorge Nájar contigo. Revelo tu radical sentencia:
Cuídate del número, muchacho, cuídate: las matemáticas son a las cosas
lo que éstas al suplicio de no tenerlas —el infierno no está fuera de / ti sino
en ti mismo, el infinito parte / a caballo contigo…
Y
evoco cuando leíste mis viejos cuadernos y mi poemita de la soledad con zapatos
—escrito a los 12 años— y sonreíste y lo hurtaste. Amigo, sí, hemos caminado
mucho entre estos semáforos violetas / hoy ya no podemos contener nuestra
furiosa belleza. Sí, la luz es como el agua (GABO) y las tinieblas son como
esta patria, por ello glosas:
Yo nací en un país tan enmarañado como esta
cabeza de donde / han nacido motines, / rebeliones, revoluciones que traían
hidroeléctricas, / no es un país atrasado y sin armonía en la mano (Taki Onqoy,
Lluvia, 1993)
Ayer, inquieta, hojeé tu obra El modelo del teorema (Hispano Latino
Americana, auspicio Municipalidad de Cañete, portada Alberto Escalante), y
rememoré el elogio a Kant, el aporte de Lévi-Strauss y tu lectura de Así
hablaba Zarathustra. Pienso cómo Nietzsche de algún modo condicionó tu
concepción de la vida, ¡oh, aventurero! Vino a mi memoria Cañete, esa cálida
ciudad situada a 148 kilómetros al sur de Lima, donde naciste dionisíaco,
empero contemplaste el horizonte cual místico para mezclarte en la energía del
universo. ¿Dónde quedó Descartes? Poeta apolíneo, oscilas entre dos polos, la
belleza y la reflexión. Tu libro es muy audaz, irreverente, neorromántico,
idealista y ambicioso, me produjo placer, asombro, desconcierto, caos,
reflexión y nostalgia. Recordé la tarde en el Palermo cuando te presenté a la
poeta Enriqueta Beleván. En 1972 tu primera, tu primer amor, te regaló
infinitos conciertos de flauta dulce, y diversos libros como Los eróticos
musicales de Søren Kierkegaard, un gran examen del Don Juan de Mozart y
Tractatus lógico-philosophicus de Wittgenstein e intuiste que descubrías la
filosofía de nuestra época en tanto trataba el concepto de estructura, que en
los 90 interesó a Habermas.
Anotas que El modelo del teorema es un tratado sobre ciencia y
tecnología celestiales que cifran y descifran el motor que fundamenta una
materia energizada en la estructura orgánica del universo, siendo
simultáneamente una revolución de las matemáticas, las ciencias, las
tecnologías y la filosofía de Occidente. (Idem p. 21. Escrito en Lima el 6 de
mayo de 1996). ¿Hasta dónde tu modelo del teorema, de un lado, procura en (y
desde) Occidente contribuir en la fundación de una nueva filosofía, y de otro,
intenta establecer las matemáticas del siglo XXI? ¿Hasta qué punto está
inscrito dentro de la filosofía analítica, y quizás (como crees)
estructuralmente influido por Wittgenstein? Sólo los sabios y los científicos
tienen la respuesta. Yo no pude dejar tu libro sobre mi mesa de noche, él y tus
sueños utópicos me persiguieron por toda la casa, hasta que les dediqué
espacio, soledad, comprensión, intuición, simpatía y cariño. Angelus Novus:
¿acaso invocando a Platón trataste de unir filosofía y matemáticas? ¿Te
atreviste a ir más allá, postulando una nueva tecnología, y para ello
inventaste el transvisor? (Ídem, p. 28) Alegas en una de tus cartas que:
Así
como Aristóteles fundó el método de la deducción, y Francis Bacon fundó el
método de la inducción, yo fundo el método de la preducción (Ídem, p. 58),
llamando a revolucionar todas las ciencias en el siglo XXI.
¿Te
llamas el Pitágoras del XX?
Soy
testigo, tu amor por la ética y la filosofía empezó en la primera juventud,
cuando en el mundo los jóvenes de las generaciones del 68 y 70 celebramos
nobles ideales, Hojas de Hierba, el filme Woodstock, rock «The Wall» y ritmo de
Santana. Y, por intuición y justicia, un poquito revolucionamos al sistema
conservador y a los valores tradicionales, sin dejar la lectura de toda clase
de autores. Sí, poeta, no lo niego, te apasionaron Kant, Nietzsche,
Lévi-Strauss, pero también Marx, Lenin, Rosa Luxemburgo, Gramsci, y, cierto,
Apollinaire (te presté su obra Alcoholes, te impresionó), entre otros artistas.
Si tus modelos de escritor aún son Sartre y Camus, tres décadas después, ¿por
qué refugiarnos únicamente en la música de los ángeles y sentir sólo su llamado
para crear otra senda? ¿Acaso tu corola de fuego no constituye una parte del
mundo? Gracias por tus místicas páginas de locura, fe y belleza, quizás sean
bien acogidas en París. Mas, te reitero, caro bardo, sigo siendo una admiradora
de tu poesía libre, sé que ella no ha huido, por suerte; entonces impide que la
musa se duerma en sus laureles. Quizás así con Carlitos CF y los poetas
jóvenes; tu hija Vanessa, con las mías Odette y Milena y otras muchachas,
podamos rendir otro Homenaje mundial al gran Allen Ginsberg, mientras: ¡Salud
por el beat estadounidense, por el 24 de abril, tu natal!
C/f: Aprendiz de maga, Horizonte, Lima, 2006.
Pp.119-121.
Nota: Gracias Manuel Pásara por la revisión (rosinavalcarcel.lamulape del 26 de marzo del 2018)
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