La noche del martes 25 de septiembre en el
auditorio del 𝐂𝐞𝐧𝐭𝐫𝐨 𝐂𝐮𝐥𝐭𝐮𝐫𝐚𝐥 𝐃𝐞 𝐄𝐬𝐩𝐚ñ𝐚
𝐞𝐧 𝐋𝐢𝐦𝐚 fue apoteósico,
tratándose del reconocimiento a una figura cumbre de la poesía peruana como lo
es Enrique Verástegui, fallecido hace poco.
La teatralización del poema “Datzibao” estuvo a
cargo del Colectivo Independiente Reporteros.
En efecto, a diferencia de la simple lectura en
voz alta o de la declamación, en el Slam (forma singular de la presentación del
homenaje) se recurrió a la interacción con el público, el múltiple uso del
espacio-escenario, y las posibilidades corporales-vocales del autor. El
objetivo fue fomentar la valoración y la creación poética en vivo.
La velada se inicio con el homenaje al
destacado poeta nacional Enrique Verástegui a cargo de los poetas Julio Barco y
Erick Sarmiento (Cañete). El público asistente disfrutó también del performance
poético de la actriz Vanessa De La Torre, la intervención de pintura en vivo
del artista Luis Hernández (El arándano) y con el cierre musical del cantautor
Amadeus X.
La mesa de jueces estuvo conformada por los
poetas Sergio Gómez y Narda García junto a la actriz Maloka Rincón. Mención
especial para la hermana del agasajado Isabel Verástegui, tremenda difusora de
la gran producción de su hermano escritor.
Un detalle importante fue que el ingreso fue
libre, pero voluntariamente los asistentes donaron libros de corte infantil que
servirán para implementar la 𝐛𝐢𝐛𝐥𝐢𝐨𝐭𝐞𝐜𝐚 𝐜𝐨𝐦𝐮𝐧𝐚𝐥 𝐀𝐧𝐭𝐨𝐧𝐢𝐨 𝐆á𝐥𝐯𝐞𝐳 𝐑𝐨𝐧𝐜𝐞𝐫𝐨𝐬 en Chincha.
Seguidamente, compartimos el emblemático poema
‘Datzibao’.
DATZIBAO
(Poema)
“De pronto perdí todo contacto contigo.
Ya no pude llegar al teléfono, recordar ese
número y llegar a tu casa que no conocí.
Ya no pude volar sobre ti como todos los días a
las tres de la tarde estas pobres alas no dieron más
y aquí me tienes ideando estas líneas que
reflejan mis ojos cansados de ir caminando con la mente y las manos repletas de
yerba.
Yo fui el primer sorprendido.
La extrañeza de ser dos aves hurgándose el
pecho y corriendo uno detrás del otro entre las matas y bancas del parque
y éramos arrojados fuera de nosotros mismos y
por esto fue que conocí tu ciudad
y me apreté contra ti buscando desesperadamente
encontrarme en tus ojos y amé todas tus cosas
y tu mirada angustiada y esa seriedad para
responderme a ciertas preguntas y cuestiones que nos diferenciaron para siempre
de las personas nacidas antes de 1950.
Tu maravilloso instinto agresivo desarrollado
contra los males del tiempo y portándote como en la más furiosa embestida
en la batalla por un lugar en el taxi que nos
alejó miles de cuadras más cerca de la pasión de la vida.
hoy miércoles y no otro día.
Porque ya es hora de ir poniendo las cosas en
claro y más que nada empezar a ser uno mismo
un solo obstinado bloque de rabia.
tú por todo lo que para mí reflejabas lo más
claro eres mi sopor antes de echarte a gritar por estos sitios malditos
aún después de haber transformado esa palabrita
bestialmente lúcida en una flor obsesiva
que yo no quiero acariciar ni comprender el
suicidio mi amiga es una espera maldita.
Como puede ser aguantarnos un par de horas más
en el parque en medio de un viento furioso que pugna por arrancar de raíz lo
más nuestro de nosotros
y tú junto a mí convertida en mi aliento
escuchándote aprendiendo de ti a la Molina no voy más esa canción negra arde en
mi pecho, me aplasta, levanta, avienta a decir no contra todo.
Cada uno recuerda su primera caída.
Cada uno recuerda paso por paso los pasos que
fue dando y los que no dio porque en uno mismo está el propio enemigo.
Y yo me levanto para luchar contra mí – y me
tengo miedo.
Lo perfecto consiste en desabotonarnos el torso
mientras vamos salvajemente penetrando en esta selva de arenas movedizas
y tu vida o mi vida no ruedan como esas
naranjas plásticas que eludimos porque tú y yo somos carne
y nada más que un fuego incendiando este
verano.
La vida se abre como un sexo caliente bajo el
roce de dedos reventando millares de hojas tiernas y húmedas,
y no dijimos nada pero exigíamos a gritos
destruir la ciudad, esta ciudad ese monstruo sombrío escapado de la mitología
devorador de sueños.
Y el musgo creció como un verso clarísimo en
tus ojos.
tú querías leer mis poemas aferrarte a ese
instante de dulzura donde jamás hubo límites entre uno y otro ser
y fuiste sólo una muchacha que pasó por mis
ojos silenciosamente pegada a mí a mi secreta manera de enredarme en las cosas
de explicar un mundo indeciso sembrado con piedras
yo que creí que nada era nada en cualquier
lugar de este mundo
y de pronto me di con tus sueños como con un
golpe de mar sobre el rostro
y luego adiós porque todo y nada puede
explicarse en el amor y porque todo y nada se explica en nosotros y con
nosotros”.
Se fue hace dos meses
Así fue el reconocimiento al poeta del amor y
de la paz, quien nos dejó repentinamente hace dos meses, dejándonos latente
aquel movimiento poético, que siempre descubriremos con esa fuerza vital y
social que el arte nos puede dar.
Gloria a ti querido Enrique, descanse en paz
maestro.
(LPA)
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