operan
desde hace muchos años en lugares donde no pueden ni ingresar los alcaldes
distritales
En
las últimas horas, la Policía Nacional y el Ministerio Público han dado un
golpe al delito en el sur de Lima al caer encima de la banda denominada “Los
Nuevos Dueños del Sur”, dedicada, entre otras cosas, al tráfico de terrenos. El
nombre que se ha puesto a este grupo de gente no podría ser más preciso, pues
en los últimos años diferentes organizaciones criminales han venido haciendo de
las suyas y se han apropiado de terrenos del Estado a punta de pistola y
extorsiones.
La
banda desbaratada ayer operaba en terrenos de Lurín, Punta Hermosa y San
Bartolo, allí donde la autoridad formal casi no existe, pues una cosa son las
zonas que están frente al mar o cerca de la Panamericana Sur, y otra ahí donde
reinan estas organizaciones criminales que operan desde hace muchos años en
lugares donde no pueden ni ingresar los alcaldes distritales, como sucede en
los sectores altos de algunos balnearios.
Pero
el trabajo de los policías y los fiscales, meritorio de por sí, no puede quedar
en los 16 detenidos de las últimas horas. Habría que ir más allá y llegar hasta
los verdaderos peces gordos de este ilícito negocio de tráfico de terrenos que
podrían valer millones. Esos que suelen caer son apenas peces medianos. Sería
bueno saber quiénes son los “empresarios”, abogados, notarios y quizá
registradores que están detrás de todo esto.
Tengamos
en cuenta que “Los Nuevos Dueños del Sur” venían operando desde hace 22 años,
según la Policía. Sus delitos han sido parte de la vida misma de los vecinos,
al menos los permanentes, de Lurín, Punta Hermosa y San Bartolo. ¿Y nadie los
vio? ¿Nadie los denunció? Difícil de creer. Acá las autoridades tienen mucho
trabajo si es que realmente se busca erradicar a estas mafias que obtienen
millonarios recursos por sus delitos.
Un
país civilizado no puede tener bandas criminales operando en pequeños feudos
mientras la autoridad del Estado mira hacia otro lado. Bien la Policía y la
Fiscalía. Pero falta mucho por hacer. Echen una mirada a las mafias que operan
en las ciudades de la costa norte o más al sur de Lima, en Cañete. Allí el
tráfico de terrenos se mezcla con la extorsión y las mafias dentro de la
construcción civil. El problema no es sencillo. (12 de Diciembre del 2018 -
06:00 IVÁN SLOCOVICH PARDO)
(ARV-AC-JUVROH)
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