Los locales de
máquinas recreativas tuvieron su apogeo en la década de los noventa, con
decenas de locales en distintos puntos de la capital, pero actualmente apenas
sobreviven unos cuantos.
Los locales de
máquinas arcades -coloquialmente llamados ‘pinballs’- tuvieron su apogeo en la
década de los noventa. No solo había grandes establecimientos dedicados a este
entretenimiento, sino que estas máquinas invadieron otros negocios, como
restaurantes, fuentes de soda y hasta cines, convirtiéndose en perfecto
complemento para mantener a la clientela en el lugar.
Hablar de los
‘pinballs’ en Lima es hablar de grandes franquicias, como Pac-Man, Sunset
Riders, Out Run, The House of the Dead, Street Fighter, The King of Fighters,
Mortal Kombat, Tekken, entre tantas otras, que marcaron una época en la
industria de los videojuegos.
Esto era evidente en
los llamados ‘pinballs’, auténticos puntos de encuentro de los jóvenes gamers,
quienes con poca inversión podían pasar varias horas jugando, disputando retos
o simplemente observando las partidas de otros. Muchas amistades se formaron en
esas épocas.
Los ‘pinballs’ de
Lima tenían un flujo constante de novedades y, por increíble que parezca, los
locales renovaban sus máquinas y traían nuevos títulos habitualmente. Así lo
recuerda el bloguero y podcaster Enrique ‘Junior’ Martínez, del portal
Parallax: “Tú veías las fechas en las máquinas, y veías que este juego era del
año pasado. Veías que había flujo constante de máquinas”.
“Yo me acuerdo el
caso de X-Men vs. Street Fighter, en 1996. En las revistas de la época, leímos
que “esto iba a salir” y un mes después nos dijeron que había llegado al
‘pinball’ de (José) Pardo y al de Barranco, que era del mismo dueño”, apuntó,
por su lado, Renzo Frassinelli, miembro de The Backyard (una de las comunidades
de jugadores de títulos peleas más grandes del país).
De hecho, SNK, una de
las compañías más importantes de la industria de los videojuegos, tuvo una
presencia fuerte en el país. “A la Feria del Hogar (1966-2003) vino el
presidente de SNK a presentar sus novedades”, recordó Frassinelli, quien
destacó, asimismo, la presencia de varios ‘pinballs’ bajo el nombre de Neo Geo
Land, en los que primaban las máquinas de esta firma.
Lamentablemente, el
auge de los ‘pinballs’ fue relativamente efímero debido a la incursión de las
consolas de videojuegos domésticos y la consecuente proliferación de los
locales de alquiler de estos dispositivos (Super Nintendo, Mega Drive,
PlayStation, Nintendo 64, etc.).
La posibilidad de
rentar por horas consolas de videojuego fue vista como una mejor opción para
los gamers de la época, que se volcaron a los ‘vicios’, como eran llamados.
Así, los ‘pinballs’ comenzaron a escasear y, poco a poco, fueron
desapareciendo.
“Las consolas caseras
son las culpables, Street Fighter en Super Nintendo. Si querías alejar a
alguien de un ‘pinball’, saca Street Fighter en Super Nintendo, y la gente se
fue a los ‘vicios’”, comentó Martínez. “El costo de mantenimiento de los
equipos también afectó”, apuntó Frassinelli.
EL CASO JAPONÉS
Pese a que los
‘pinballs’ en Lima están en agonía, en Japón aún gozan de gran aceptación y son
muy buscados por los gamers. “En Akihabara, me pasaba horas metido en el Taito
Hey, edificios gigantes de varios pisos en los que había filas de máquinas”,
comentó Frassinelli. De hecho, el experto me contó que muchos consideran que
Street Fighter V (2016) tuvo poco éxito comercial en Japón porque no salió
originalmente en arcades. “Ahora el juego ya está en arcade”, remarcó.
Los sobrevivientes
El objetivo de este
artículo, nacido de la nostalgia, fue acudir en la búsqueda de los pocos
‘pinballs’ que aún quedan en Lima, negocios que sobreviven al paso del tiempo
en varios puntos de la capital y que, afortunadamente, aún gozan de una
clientela fiel.
La primera parada fue
en el Centro de Lima, específicamente en la cuadra 8 del concurrido Jirón de la
Unión. Ahí se ubica un ‘pinball’ en el que conviven antiguas máquinas arcade
con otros juegos, como hockey de aire y canastas de baloncesto para probar
puntería.
Este local aprovecha
su cercanía a un cine para captar a clientes que ‘hacen hora’ hasta que empieza
una función. “Normalmente la gente empieza a llegar desde las 4:00 p.m.”,
comentó el administrador del local.
El joven -quien no
quiso identificarse- me contó que son pocas las máquinas arcades originales que
tiene en el negocio. “La mayoría son emuladores”, me explica, mientras me
muestra uno de estos dispositivos, en los que el usuario puede elegir entre
decenas de juegos.
“Un día, hace años,
fui al Cineplanet de Plaza San Miguel y en una esquina, al costado del baño, en
un lugar oscuro, estaba The King of Fighters Neowave. ¡Qué hacía esa máquina
ahí!”
Renzo Frassinelli
Casi a la espalda,
encontré el segundo ‘pinball’ sobreviviente al paso de los años. Este local
está más enfocado a los puristas, ya que hay más máquinas y casi todas de
franquicias de lucha. Street Fighter, The King of Fighters y Tekken tienen más
de un representante en este ‘pinball’, que estaba relativamente lleno cuando
llegue.
Está ubicado en la
primera cuadra del jirón Puno y la ficha cuesta apenas 50 céntimos. Según me
explicó el encargado, las máquinas son compartidas con el negocio del Jirón de
la Unión, “pero son distintos dueños”.
“Este local tiene
años, más de 20, debe ser”, me comentó escuetamente, ya que era constantemente
interrumpido por jóvenes que le pedían una ficha para jugar. “Llegaste en hora
punta”, ironizó, tras meterse en su cubículo para sacar más fichas.
Uno de los problemas
más recurrentes en este tipo de negocios son los controles malogrados. El uso
descuidado de las palancas y los botones provoca que constantemente fallen y
tengan ser reparardos. “Justo ahora vamos a cambiar dos máquinas y llevarlas al
taller, porque de ahí (los usuarios) se quejan y piden su plata de vuelta”,
confesó el encargado.
“En Estados Unidos y
en Japón hay esta cultura de poner tu fichita al costado de la pantalla para
decir “yo soy el siguiente para jugar”. Acá nunca vi esto”
Enrique ‘Junior’
Martínez
La búsqueda de
‘pinballs’ me llevó a Miraflores, donde hay un par de locales con distintas
características. Nori Play está instalado en pleno corazón del distrito, en el
tradicional Parque Kennedy.
César Fernández,
encargado del negocio, cuenta que este ‘pinball’ tiene más de una década de
antigüedad y, a la fecha, tiene locales en varios puntos de Lima (Miraflores,
San Juan de Lurigancho, UNI, Villa El Salvador, San Miguel, La Molina y Puente
Piedra) y provincias (Cañete y Cusco).
Fernández me contó
que su clientela se divide entre quienes gustan de juegos de pelea,
principalmente Tekken y The King of Fighters, y quienes buscan juegos de baile,
siendo Pump It Up la vedette del negocio (es tan solicitado que recientemente
invirtieron en una versión más reciente).
Le consulté sobre
juegos más antiguos y, tras pensarlo unos segundos, me contó que hace unos años
había una máquina de Sunset Riders, el clásico western de Konami. “Captó la
atención de muchos. Venían varios y decían “Yo jugaba esto de chibolo”. Pero no
lo jugaban mucho, así que la cambiamos por una máquina de Tekken”, apuntó.
Al preguntarle por su
clientela y si es que aún ve mercado para este tipo de locales, Fernández fue
tajante: “Todavía hay gente que tiene mucho vicio por estas máquinas”. No me
pude ir del local sin jugar una partida de Tekken. A la segunda pelea, llegó un
joven, metió su ficha y me retó. Perdí y me tuve que apartar. Así era la vida
de los gamers antes.
“Para gente ‘viva’,
también estaban los dueños de los arcades. Yo recuerdo cuando jugaba X-Men
(1992) acá, era difícil, muy difícil. Cuando viajé a EE.UU., jugué X-men, y con
una sola vida me pasaba todo el juego. Y es porque los arcades tienen nivel de
dificultad, y acá el nivel de dificultad lo ponían en nueve, cuando el estándar
era cuatro”
Enrique ‘Junior’
Martínez
Una prueba de que aún
hay mercado para los ‘pinballs’ es Máquinas Rusbehel, que en enero acaba de
abrir un local en la cuadra 47 de la avenida Petit Thouars, en Miraflores.
Valerie Chirino, la
joven encargada, me mostró el local, y me explicó que las máquinas son
creaciones del dueño, Rusbehel Escobedo, quien desde hace más de 20 años se
dedica a la fabricación y comercialización de este tipo de dispositivos.
En el local hay
varios juegos que nunca salieron en máquinas arcade, como Mortal Kombat X o
Just Dance, adaptados para ser jugados con fichas. Es interesante el trabajo
que realiza y la apuesta ha tenido una buena recepción, según me comentó
Chirino.
“En las mañanas,
vienen varios chicos, también en la tarde, entrada la noche. A la hora del
almuerzo, también vienen jóvenes que aprovechan su break del almuerzo y vienen
en grupo”, comentó la encargada.
Llegué a contactarme
con Rusbehel Escobedo, quien me comentó que las máquinas que diseña, a las que
llama “modelos de utilidad”, no solo están en el local de Petit Thouars, sino
que han sido utilizadas en comerciales, videoclips y hasta en el cine.
“Mis modelos de
utilidad son únicos en el mercado peruano y, hasta donde sé, únicos en toda
América”, resaltó, tras comentar que sus máquinas han sido presentadas,
incluso, en institutos y universidades.
“El ‘pinball’ que más
recuerdo, con más cariño, es el Bam Bam, porque ahí comencé a jugar. La imagen
que yo más recuerdo es con mi amigo Lucho, con quien hasta ahora seguimos
jugando. Éramos chibolos y venía gente de veintitantos, y no nos podían ganar.
Es la sensación más bacán que tengo”
Renzo Frassinelli
Máquinas Rusbehel está ubicada en la cuadra 47
de la avenida Petit Thouars, en Miraflores.
Mi periplo por la capital culminó Bugy’s Games, ubicado en el Centro Comercial Arenales, en Lince. Este local es atendido por Liliana Escobedo, quien es hermana de Rusbehel y, por ende, tiene en su negocio varios de los ‘modelos de utilidad’ que diseña su familiar.
Ella me contó que
antes tenían un local en la avenida Arequipa, a pocas cuadras de su actual
ubicación, pero se trasladaron por la necesidad de captar a más clientela. “Acá
llegan jóvenes, adultos, papás con niños”, refirió la encargada.
El Centro Comercial
Arenales es punto de reunión de cientos de jóvenes fanáticos de videojuegos,
animes, doramas e historietas, por lo que un local de máquinas arcade siempre
capta la atención de los visitantes más nostálgicos.
Al cierre de esta
nota, me contaron que hay un ‘pinball’ aún vivo en la avenida San Juan, en San
Juan de Miraflores. El local, que queda cerca del cruce con la avenida Ramón
Vargas Machuca, está algo descuidado, pero mantiene una cantidad aceptable de
clientes.
Un colega del trabajo
me contó que, en el Mercado Sarita Colonia -en la avenida Carlos Izaguirre, en
San Martín de Porres- vio un par de máquinas en una tienda. Efectivamente, en
el local hay dos arcades, pero son emuladores, en los que corren decenas de
juegos.
Este descubrimiento
abre la posibilidad de que decenas de máquinas arcades, ya sean originales o
modificadas, aún estén en pequeños negocios en la capital. De hecho, en algunos
centros comerciales y cines, se pueden ver estas máquinas, algo que con el paso
del tiempo es menos habitual.
Este par de máquinas
arcade conviven con un negocio de venta de películas.
Los locales del ayer
Imposible no
mencionar en este artículo algunos de los ‘pinballs’ más conocidos, que, por
los motivos ya expuestos, desaparecieron. Uno de los más recordados es el Bam
Bam, de la segunda cuadra de Ricardo Palma, en Miraflores, acaso uno de los
grandes y llamativos de la época.
Los dueños de Bam Bam
tenían otro local en Miraflores, llamado Flipper’s (cuadra 3 de Shell), que con
los años se convirtió en una tienda de pañales y hoy es una tienda de ropa. El
frontis de este local quedó seriamente dañado por el atentado terrorista en la
calle Tarata, en 1992. Sin embargo, según me comentó Enrique ‘Junior’ Martínez,
“salvo por la reja de acero que estaba destrozada, el local y todas sus
máquinas estaban intactas”.
A pocos metros, en la
primera cuadra de la avenida José Pardo, quedaba Neo Geo Land, un arcade
manejado por la empresa SESLINK, quienes manejaban oficialmente los arcades de
la japonesa SNK en nuestro país. Hoy ese espacio lo ocupa una tienda Tai Loy.
“Te cuento una
curiosidad: este ‘pinball’ contaba con una máquina Laser Clay Shooting de
Nintendo, de 1973, una verdadera reliquia que debía estar en un museo y no
agarrando polvo en un local comercial”, recordó Martínez.
Otro de los
‘pinballs’ de Miraflores era el popular Moy, una franquicia que abrió su primer
local en la cuadra 2 de la avenida Comandante Espinar. “El local era enorme, de
dos pisos, y mucho espacio libre. Contaba con máquinas de arcade originales de
Marvel Super Heroes y otras más de Namco y Capcom que nadie había visto por
aquí”, me comentó Martínez.
Como dato curioso,
Moy fue el primer local en el país en adecuar el uso de tarjetas magnéticas
recargables en vez de fichas, algo que luego replicarían otros negocios de
diversión. El local fue, luego, ocupado por una lavandería y ahora es una
agencia de viajes.
En el Centro de Lima,
había un local grande en la cuadra 15 de la avenida Garcilaso de la Vega
(Wilson) con decenas de máquinas. Con los años, el local desapareció y
actualmente está dividido en varios ambientes: un minimarket, una cabina de
Internet y un restaurante. “Hace unos años sirvió como local de un partido
político vecinal”, me comentó uno de los encargados.
A pocos metros, en el
oscuro jirón Tarma, quedaba un ‘pinball’ pequeño, pero que tenía auténticas
joyas, como Sunset Raiders. Con los años, se convirtió en un billar y
actualmente es parte del instituto técnico Gamor.
En la Plaza Grau, en
el primer piso del Edificio Anglo Peruano, había un local de máquinas arcade
bastante concurrido. Hoy el ‘pinball’ se ha convertido en un tragamonedas. En
la Plaza Bolognesi, también en el Centro de Lima, había un ‘pimball’ grande
pero con poco éxito. Hoy el local está cerrado y, según los comerciantes de la
zona, actualmente solo sirve de vivienda.
En el primer piso del
Edificio Anglo Peruano, en la Plaza Grau, quedaba un ‘pinball’ muy concurrido.
Hoy es un tragamonedas.
No es propiamente un
‘pinball’, pero Galerías Brasil (cuadra 12 de la avenida del mismo nombre) era
en los años noventa un punto de encuentro de amantes de los videojuegos, en el
que convivían todo tipo de consolas de videojuegos, entre ellas la Neo-Geo AES,
un dispositivo doméstico que permitía jugar los títulos arcade de SNK.
Muchos jóvenes iban a
alquilar por horas títulos como Metal Slug, The King of Fighters, Samurai
Shodown, entre otros. Hoy Galerías Brasil es un local decadente, en el que
abundan las tiendas de fotocopias y tipeos, conviviendo con las que ofrecen
música y ropa metalera. Apenas queda un local de alquiler de videojuegos en el
segundo piso, pero solo cuenta con consolas modernas.
Y así acabó mi
recorrido. Seguro quedan sin mencionar varios locales (unos amigos recuerdan
vagamente ‘pinballs’ en el Centro Comercial Camino Real o frente a la
Universidad Católica), pero sirva este artículo para que usted, querido lector,
haga un ejercicio de memoria y recuerde los buenos viejos tiempos. Y si cree
necesario agregar algún local, lo invito a colaborar con un comentario.
(RPP 24 de febrero del
2019 - 8:25 AM Fernando Chuquillanqui)
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