Escribe VLADIMIR
ROJAS·MIÉRCOLES, 27 DE MARZO DE 2019.
El pasado 24 de marzo
se cumplieron 2 meses que el gobierno central transfirió al gobierno regional
de Lima, los recursos para realizar defensas ribereñas en las cuencas de los
ríos Mala, Huaura, y Santa Eulalia, después llegó para Cañete.
Desde esa fecha, ni
se gastó sol alguno, ni se conformó el comité para licitar las obras, ni se
hicieron públicos los expedientes observados, ni se percataron que la
naturaleza fue benévola, ni le dijeron la verdad a Ricardo Chavarría. El
director de la orquesta negligente e ineficiente en el sector agrícola tiene
por nombre Juan Moncada.
A Juan Moncada, no le
interesó dar continuidad a la inversión. Él prefirió ser timado por un
administrador que abandono obras, y llamó a los proveedores de la gestión
pasada, pues buscaban un “carnaval” de actualización de expedientes por un
valor de 2 millones. Al final no hubo chisguete, ni pica pica, ni tampoco
defensas ribereñas en los ríos.
A Juan Moncada, no le
interesó convocar técnicos, ni ingenieros. Él prefirió llamar “asistentes y
secretarías”, no quería control legal en su marcha, y alardeó de incongruentes
justificaciones ante los fiscalizadores del consejo regional, mientras en su
oficina de logística se retenían cotizaciones, y se truncaban los términos de
referencia para lanzar a proceso las obras que se requerían en las semanas de
emergencia.
JUSTIFICACIONES. En el Consejo Regional siempre alardeo de
excesos para justificar la incapacidad del gasto e ineficiente trabajo.
A Juan Moncada, no le
interesaron los leves desbordes, ni hectáreas afectadas, ni el reclamo de los
alcaldes de las zonas alto andinas. Él prefirió atender a sus estrechos
colaboradores, a callar el ingreso de los “compromisos políticos”, y hacerse el
ciego ante la maniobra de un “concurso de personal” dirigido a seleccionar a
quienes se portaron bien con sus firmas, y diseñaron el perfil de los puestos,
en su condición de terceros.
A Juan Moncada, no le
interesó decirle la verdad a su jefe inmediato, no le interesó disimular con
proyectos agropecuarios, tampoco le intereso decirle al gobernador Chavarría lo
que venía haciendo sin autorización alguna.
Él era el reyezuelo
en la dirección regional más solicitada y reclamada por su más de 130 millones
de soles para obras. Un extraordinario lugar para “conspicuos” proveedores.
A Juan Moncada, no le
intereso saber dónde estaban las máquinas pesadas, tampoco recoger las que
siguen varadas en obras paralizadas.
Él prefirió decir no
hay petróleo para los municipios; así como conjurar la falta de presupuesto
para maquinistas, mientras los millones para los ríos siguen detenidos en las
cuentas de la dirección de agricultura.
A Juan Moncada le
interesó seguir los pasos de su íntimo Alejandro Minaya. No le importó ser la
causa de la factura que recibiría Ricardo Chavarría ante tanta incapacidad de
no ejecutar presupuesto para promover inversión pública.
Y ¿el experto de
agricultura? Pues sigue fanfarroneando y amenazando a quien intente conversar
con este columnista. Cobarde actitud señor Manero.
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