Escribe Vladimir Rojas.
La noche de este
último martes, juramentó la primera junta directa de una nueva organización que
busca sumarse en las soluciones que necesitamos como provincia: ASPROC –
Asociación Provincial por el Progreso de Cañete.
Estuve presente, ante
la invitación de su presidente Enrique Loyola Arias, a quien conozco desde la
infancia, cuándo se iniciaba en el campo profesional. Y fue grato saber que, la
variopinta presencia de personalidades, pondrán en la mesa el consenso entre
tanta diversidad ideológica.
Los mueve el fin de
sustentar desde la Sociedad Civil, una suerte de alternativas de labor y
solución a tanto malestar ocasionado por pésimas decisiones de gobierno edil y
regional, pues consideran que no todo debe resolverlo la autoridad. Y Valgan
verdades, eso es cierto.
En estos días, somos
testigos, como algunas personas (y otras encubiertas), por el hecho de apoyar a
un movimiento regional que ganó una elección, creen que el Estado y sus
recursos son de su propiedad y derecho de goce exclusivo.
Si sales del cargo,
el gobierno es malo, si no entras al cargo, el gobierno es traidor. HACEN
PRIMAR EL INTERÉS INDIVUAL AL COLECTIVO, acompañado del morbo, odio, y
necesidad de facturar de algunos concesionarios de radio y televisión.
Por eso es bueno para
la higiene política local, que los empresarios y profesionales sin cargo
público, marquen una opción distinta a los frentes de lucha. ASPROC no incidirá
en protestas, como caracteriza a otras organizaciones con justa razón, ellos
deciden ser una organización que aporte con ideas.
Personas como el
recordado profesor Oscar Jauregui, Juan Luyo, Santiago Cubillas, Alberto
Matumay, Santiago Espinoza, entre otros profesionales, se vinieron reuniendo en
3 oportunidades, al llamado oportuno de Benito Florencio, conocido empresario
de la localidad.
Monseñor Ricardo
García estuvo presente, y resaltó lo dicho por nuestro obispo: “Ya era tiempo
que en Cañete se geste una organización que coadyuve en ser parte de la
solución”.
Somos una provincia
dónde los políticos desconfían de todos, dónde nadie se atreve a decir que se
siente seguro, dónde convivimos con la rutina de tener un mercado ambulante,
dónde los líos del estadio son motivados por el azar de los políticos.
Somos una provincia dónde
los empresarios no se suman pues no ganan nada de la política, o saben bien que
en algún momento la población olvida, cuestiona y no agradece, o se alejaron
por presión de coimas de malos funcionarios.
ASPROC inicia un
camino, sin regalos, sin cuentos, sin mangos, sin tápers, sin bingos, y sin
visión mercenaria. Debe alegrarnos que nuestra gente se organice, aunque
pensemos diferente, al final, todo es por Cañete.
Éxitos ASPROC.
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