Escribe Vladimir Rojas.
En nuestra provincia
debemos destruir el mensaje de las preferencias para ocupar puestos públicos, y
el silencio que motiva la insatisfacción y desconfianza de la juventud
profesional.
La clase política
está dejando escapar a una nueva generación de jóvenes talentosos por réditos y
aplausos que no benefician en nada a la colectividad. Si apoyaste la campaña,
si tienes tu vara, si facilitaste un arreglo, es la hoja de vida que evalúan al
interior de un estamento público.
Y pasó aquí cerquita.
Aconteció en nuestras narices. Sucedió a unos metros de nuestras casas, en la
Unidad Ejecutora Lima Sur, en la Red de Salud, en el Rezola, en la
Municipalidad Provincial, dónde el menú de concursos cas, y el llamado de
“servicios de terceros”, no se hizo pensando en lo mejor para la ciudadanía,
sino para cumplir con los aportes de campaña.
Pasó en Santa Rosa de
Hualcará, cuando una vivienda recolectaba en sacos los curriculum de centenares
por ingresar al gobierno regional. Pasó en agua dulce, luego de comprobarse
como el asesor Laos privilegio a algunos en cargos regionales. Pasó en la
demagoga gestión de Manero con un concurso que se publicó tardíamente, y ahora
en la comuna provincial con entrevistas exitosas para estudios mediocres.
Y dónde están los que
deben fiscalizar, en representación de la población, y denunciar, en
cumplimiento de sus funciones. Deben seguir adecuándose al cargo, o esperando
ser tocados para salir a sacudirse.
Y ahí nace otro de
los grandes problemas que como provincia aún no resolvemos: DESMOTIVAR A LA
JUVENTUD DE LOS PROBLEMAS PÚBLICOS, SIN DARLES LA OPORTUNIDAD DE SER
PROTAGONISTAS EN SUS SOLUCIONES.
Y no pueden tener
mayor apoyo de una Oficina Zonal de Trabajo que sigue haciendo su rol, en manos
de quien fue la mas quejada en el libro de reclamaciones de 2018, y ser un
periódico mural para lo que se digite desde huacho o del Ministerio del sector.
No hay iniciativa, no hay promoción, no hay interés.
No sólo en las obras
se saca la vuelta a las normas, sino pregúntense como una empresa pudo llenarse
20 millones de soles en Cañete por 3 obras de agua potable que no funcionan en
Nuevo Imperial. En los concursos para ocupar plazas tampoco existen limitaciones
para eludir el cronograma y dejar ir a los mejores.
Claro pues, ya
sabemos que los concursos cas son autónomos y las entidades responsables de sus
resultados. Pero, por qué no diseñan el mecanismo para que el sector trabajo en
la región partícipe con monitoreos y se haga “público” lo que no queda
registrado: LAS ENTREVISTAS.
Por qué la autoridad
de trabajo no envía una amonestación al ente público, por sus nada
transparentes modos de seleccionar al profesional. Una medida coercitiva (no
coactiva) que puede ser implementada por el Consejo Regional.
La autonomía no
restringe la crítica y denuncia por mal llevar la administración pública.
Mientras no se corrijan tan conocidos errores, la historia volverá a repetirse.
Esa es la “Gran
Muralla” para los jóvenes de Cañete
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