Perú Negro cumple medio
siglo de existencia con una nueva generación de músicos y bailarines
afroperuanos. Mientras se preparan para celebrar en el Gran Teatro Nacional,
los acompañamos al callejón San Martín de Porres, en La Victoria, donde todo
comenzó.
12.09.2019 / 11:30 am - Por Luis Miranda
Rony Campos pone un pie
en el callejón San Martín de Porres y se adentra en las sombras. “Aquí nací
yo”, nos dice avanzando hacia un mural del santo negro que espejea al fondo. El
callejón es una tripa cavernosa cuyo ingreso es tan estrecho que pasa por una
puerta cualquiera en medio de la cuadra 3 del jirón Renovación, cargado de smog
y otras humaredas.
Nadie imaginaría que
aquí su padre, un juvenil Ronaldo Campos, daría origen hace 50 años a un grupo
folclórico que transformaría la forma en que vemos el legado musical y coreográfico
afro del Perú. Recién llegado de San Luis de Cañete, Ronald se estableció,
primero, en el callejón del Buque de la calle Luna Pizarro y luego se mudó a
esta humilde callecita que sería la pesadilla para cualquier claustrofóbico.
El fundador de Perú
Negro murió el 25 de agosto del 2001 a causa de un derrame cerebral, después de
haberse convertido en uno de los personajes más queridos de la cultura peruana.
También fue figura de la televisión gracias a su participación en los shows
estelares y a los comerciales que protagonizó para una marca de café.
Rony llega hasta una
puerta gris de metal donde no sabe quién vive ahora y que prefiere no tocar. Su
primer hogar. Recuerda que, para ensayar las coreografías, su padre sacaba
todos los muebles afuera. Junto a las primeras parejas de bailarines llegaban
hasta aquí un grupo de jóvenes que luego serían personajes, como Lucila Campos,
Caitro Soto, Lalo Izquierdo y el poeta César Calvo, quien se encargó de crear
una narrativa para presentar las danzas de estirpe negra.
Coreografías como la
del Toro mata no pudieron tener orígenes más humildes. El terremoto de 1970
destruyó parte del callejón de un solo grifo, pero un año antes la agrupación
Perú Negro ya había sido alcanzada por la fama al ganar el premio principal del
Festival Hispanoamericano de la Danza y la Canción en el Luna Park de Buenos
Aires, Argentina.
En el callejón solo
queda una vecina de aquella época. Hoy tiene 70 años. En los tiempos mozos,
ella no quería bailar con el grupo, a pesar de las invitaciones que le hacían.
Cuando al fin se animó, la agrupación ya daba giras por Europa, Marruecos y
toda Latinoamérica. Rony la abraza como quien se quiere llevar un trozo del
pasado en el corazón. El carismático ex bailarín, y desde el 2001 director de
la agrupación, sufrió hace unos meses un derrame cerebral mientras dormía.
Felizmente, no tuvo la gravedad del que se llevó en poco tiempo a su padre, pero
ahora tiene inmovilizada la mano derecha mientras las terapias van haciendo
efecto.
Caminamos a la calle
Luna Pizarro. Frente a Guitarras Falcón, la puerta del callejón del Buque no
pasa desapercibida. Es uno de los epicentros del criollismo victoriano. Hogar
de varias familias que dejaron una huella en la historia musical peruana.
Hasta aquí nos acompaña Eder Campos, el hijo de 33 años de Rony, quien asumió
las labores de director interino durante los meses de discapacidad que padeció
su padre. Eder nació bebiendo de la cultura afro, es temperamental, bochinchero
y luce un sentido del humor de una irreverencia a prueba de balas.
Si bien ahora el grupo
Perú Negro ya no pone énfasis en las jornadas de investigación que
caracterizaron sus primeros años, su labor es continuar siendo el referente
mayor de la danza afroperuana. Y con Eder a la cabeza esa tarea está asegurada.
Los demás hijos de Rony siguen la tradición como bailarines.
Como dice el
antropólogo Luis Paredes, Perú Negro, a sus 50 años, es un ballet que lleva la
tradición afroperuana por el mundo y sigue siendo escuela máxima de grandes
bailarines y músicos de ese género. Ahora que la palabra orgullo está tan
ligada a los últimos logros de nuestro país como fuente de cultura, hay que
resaltar que Perú Negro fue el primer grupo folclórico nacional que nos llenó
de alegrías por su profesionalismo y pasión sin igual. Por eso la celebración
que prepara en el Gran Teatro Nacional será un homenaje a esos primeros años de
profunda humildad, la expresión de un grupo de personas que convirtió su manera
de festejar la vida en un espectáculo de talla mundial. //
PARA LA AGENDA
CUÁNDO: 28 de setiembre
del 2019
DÓNDE: Gran Teatro
Nacional (avenida Javier Prado 2225, San Borja)
HORA: 8 p.m.
ENTRADAS: En Teleticket
Comentarios