Ya se comprobó en el valle de Mala: la quinua no es un producto
exclusivo de la región altoandina. La idea es hacer extensivo su cultivo a
otras áreas de la costa, mejorar la alimentación y la economía popular.
Escribe: Iván Reyna Ramos
Los agrónomos están asombrados por tan alentadores resultados. Y no es
para menos. En seis hectáreas de desierto han logrado cosechar casi 25
toneladas de quinua. Esto quiere decir que de una hectárea se obtienen más de
cuatro toneladas, superando en rendimiento a Puno, Junín, y Cusco, los
principales lugares donde se asienta el llamado “grano de oro”.
Quinua marina
En Mala y Calango se encuentran los campos de cultivo experimental de
este emblemático cereal andino. La iniciativa es liderada por el Centro Peruano
de Promoción y Desarrollo Psicosocial (CEPDEP), dirigida por el Dr. Benito
Rosas García, y cuenta con el asesoramiento profesional de la Agencia Agraria
de Mala del Ministerio de Agricultura.
El primer predio –de 3 hectáreas
y media- pertenece a la agricultora María García Bermúdez, integrante de la
Asociación Lomas de Aymará, se ubica en la quebrada Millay (anexo Aymará,
distrito de Calango), y es cultivado bajo riego tecnificado a una altitud de
300 metros sobre el nivel del mar. La idea es transformar el desierto en tierra
fértil y productiva.
La otra parcela se encuentra a un paso del mar. Son 2 hectáreas
ubicadas en el sector El Arenal (anexo Bujama Alta, distrito de Mala), a la
altura del kilómetro 90 de la Antigua Panamericana Sur, de propiedad del
ingeniero Máximo Cuya Quispe, a las que aplicaron la técnica de riego por
gravedad, a sólo 25 metros sobre el nivel del mar.
Se trata de la Chenopodium quinoa, o simplemente quinua. El biólogo
alemán Sonke Holm, quien realiza estudios a pedido del CEPDEP, argumenta las
razones de la rápida adaptación de este cultivo a la costa. La principal es que
en el valle de Mala existen, desde hace miles de años, variedades de quinua
silvestre como la Chenopodium album (de grano negro), la Chenopodium murale
(localmente llamada hierba del
gallinazo), la Chenopodium ambrosioides (conocido como paico), y la Chenopodium
sp. (de grano marrón). Este parentesco fue la primera clave que sugería que el
cultivo de la quinua podía aclimatarse a una región diferente a la tradicional.
El proceso
Según el ingeniero Angel Tintaya Chambi, director de la Agencia Agraria
de Mala, “fueron 16 variedades las que se experimentaron, pero al final se
logró cultivar sólo cuatro. La Pasankalla (grano rojo), la Blanca de Uhuallhuas
(grano blanco), la Amarilla de Marangamí (grano blanco) y la Kuli Negra (grano
negro). Hoy podemos decir que en el valle de Mala produce quinua para el
mundo”, afirma.
Pero este resultado no se alcanzó de la noche a la mañana. El ingeniero
Máximo Cuya, señala que “los especialistas trabajaron durante cinco años
consecutivos para conseguir con exactitud la época de siembra, adaptación al
clima, tolerancia a la salinidad de los suelos, estrés hídrico del ambiente
costero, incluso el verano como temporada de cosecha (se requiere 21° para que
el grano llene), además de facilitar el secado y la trilla”.
Las cuatro variedades han dado generosos resultados. Un buen grano,
nada diferente a los que se cosecha en la sierra. Exactamente igual a las que
consumieron nuestras civilizaciones precolombinas andinas y con los mismos
beneficios de un alimento muy completo que contiene todos los aminoácidos
esenciales, rica en vitaminas, minerales, ácidos grasos y fibra.
Si bien las 4 toneladas por hectárea, es menor a la productividad en
Majes (Arequipa) que arroja 6 toneladas por hectárea, es muy superior al
rendimiento de Puno, Junín y el mismo Cusco, que no superan las 2 toneladas por
hectárea.
Proyección
Por ahora, a decir del ingeniero Tintaya, están pensando seriamente en
invertir más adelante en la implementación de los equipos como maquinarias que
servirá para el despalillado de la cáscara y ofrecer al consumidor quinua
calificada. Además, se están preparando los terrenos para la nueva temporada de
siembra que empieza en julio próximo.
Para este 2013, en ambos sectores, se aumentará el área cultivada a un
total de 20 hectáreas y participarán 11 agricultores. Se ha previsto la
disponibilidad de 800 m3 de agua por hectárea durante los cuatro meses que dure
la campaña agrícola.
El proyecto busca incrementar las áreas de producción y que más
agricultores locales se involucren en el negocio. Y, de ser posible, que esta
iniciativa florezca, en el largo plazo, en un desarrollo masivo de este cultivo
(unas 200 mil hectáreas) en toda la costa peruana.
DATOS
Entre el 2005 y 2011, el Perú pasó de exportar 2,5 millones de dólares
a 25,9 millones de dólares de quinua.
Actualmente nuestro país exporta a 37 países, entre ellos, Estados
Unidos, Alemania, Italia, Canadá y Australia.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la
Agricultura (FAO), declaró este 2013 como Año Internacional de la Quinua.
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